Agosto marcará una nueva etapa en la larga historia de reinvenciones de Cristiano Ronaldo. El dilema es que no se sabe la dirección de esta tarea: ¿forzará su adaptación a la dinámica holandesa que Erik ten Hag busca imponer en el Manchester United? ¿O se consolidará como goleador en uno de los pocos clubes top que aún se permite jugar con un delantero de área, como el Atlético de Madrid de Diego Simeone? Exploremos ambas opciones.
El camino duro para el portugués, irónicamente, sería quedarse en Inglaterra. La idea de Ten Hag implica juego ancho, mediocampo fluido y una marcación escalonada variable. El holandés entiende el fútbol desde conceptos “modernos”: presión alta, contrapresión, intercambio posicional, transiciones rápidas, ductilidad. Parte de su fama viene del uso de Tadic como falso ‘9′ en la campaña europea 2018-19 al mando del Ajax, pero es cierto también que pudo trabajar con Haller como referente de área en la liga local. ¿Tiene Cristiano Ronaldo un lugar en un planteo tan líquido?
Ningún entrenador que trabaja estrategias no tradicionales se permite prescindir de un jugador al momento de hacer presión (así como murió el ‘10′, empieza a morir el ‘9′ clásico también). Exigirle eso a CR7, a sus 37 años, no tiene sentido. Tener un ‘9′ estructura al equipo pero lo restringe en sus variantes. No es la manera ideal de replantear una filosofía de grupo, como desea Ten Hag.
De ahí que Jorge Mendes, el agente del ‘Bicho’, busque la salida de Old Trafford. Ronaldo coincide con la necesidad de encontrar otra casa pues su regreso a Inglaterra ha estado lejos de ser idóneo: acabó sexto en Premier League a 35 puntos del puntero. Pero más importante para él, no tendrá Champions League en la temporada que está por iniciar, lo que es clave para quien ostenta el récord de goles en esa competición y se mide con la historia -y Messi- en busca de ser el mejor de todos los tiempos.
En ese sentido, el Atlético de Madrid sería una solución perfecta. Nada disfruta más Simeone que un goleador de área acompañado por un delantero retrasado o abierto. De los primeros: Radamel Falcao, Diego Costa, Mario Mandzukic, Luis Suárez. De los segundos: Antoine Griezmann, Kevin Gameiro, Joao Félix. Ojo con éste último; en un once ideal, el presente y futuro de la selección portuguesa podrían conformar la primera línea ofensiva en el Wanda Metropolitano, a pesar de que el presidente Cerezo casi ha descartado la operación.
No es, en efecto, un plan sencillo. Para asumir el costo de la estrella, el Atleti tendría que vender a Morata y probablemente a Lemar; Cristiano, por su parte, estaría obligado a reducir su expectativa salarial en 30%. La apuesta sería alta, pero alto es también el posible retorno. El único escollo a sortear sería simbólico: Ronaldo es uno de los ídolos máximos del Real Madrid, por lo que verlo vestido de rojiblanco sería una movida provocadora. ¿Cómo reaccionaría la hinchada colchonera si les tocara ver al enemigo de toda la vida en tienda propia? Nadie lo sabe, pero lo que sí sabe todo aficionado al fútbol es que tanto la suspicacia como los resquemores se suelen esfumar al primer grito de gol.
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