Anote en su agenda un partido de UTC. Hágalo solo por Reimond Manco. Olvídese por un momento de su pasado y véalo jugar. Desde que toca el balón se nota que es un jugador distinto. Marca diferencias técnicas en el fútbol peruano. Tiene regate, habilidad, picardía. Es indescifrable para los defensas. Juega con la cabeza levantada. Tira pases increíbles, se mueve por todo el frente de ataque. Eso sí, le falta gol. Pero el tipo sabe con la pelota. Ahora sí, recién, recuerde su pasado y todos sus escándalos. La primera pregunta que se viene a la mente es, al menos a mí: ¿No es acaso el más grande desperdicio del fútbol peruano en los últimos 20 años?
Aquí en DT El Comercio creemos firmemente que si Manco hubiera seguido la carrera de un futbolista normal, con disciplina, estuviera jugando en un equipo grande de Europa. Fácil. Y en la selección sería titular fijo. Ya no estaríamos en la disyuntiva si Juan Manuel Vargas debe ser convocado o no. En ese lado, por la izquierda, debería estar Reimond. Pero claro, cuando mentalmente estás en el hoyo, el talento pasa a un segundo o tercer plano, si quieren. O simplemente no importa. Talento sin disciplina es como Magaly sin ampays.
Eso pasa con Manco. Tiene 24 años y no cambia. Es increíble. No es posible que luego de un ‘ampay’ salga a decir las cosas que dijo. ¿No tiene un manager que le diga cómo responder a la prensa? Dice que su estado (se vio que salía de un taxi maltrecho) se debió a “una mezcla de cansancio y alcohol”, que solo tomó “un whisky entre tres personas”. ¿Es en serio? Encima, cuando le preguntan cuántos vasos tomó, dice: “no sabría decirte porque no los conté”. El chico, sin duda, tiene problemas. En UTC ya le pasaron varias. Después de este último escándalo, han decidido apartarlo “temporalmente” del club.
Ya hace unos meses se dijo que iba a salir definitivamente del club cajamarquino e incluso se habló de la chance de que llegue a José Gálvez de la Segunda División. Sí, de estar a los 17 años en el PSV, uno de los clubes que mejor forma jóvenes en el mundo, a esto. Ya solo falta que juegue en Copa Perú y después de otro escándalo, retirarse del fútbol.
Quizá Manco se ha equivocado de profesión. Lo suyo parece estar los sets de televisión o en realities de baja calidad. Allí ganaría tan bien como en el fútbol y no importaría tanto que se pegue una ‘bomba’, siempre y cuando cumpla con dar rating. Él calza perfecto en el perfil de los que están en ese tipo de realities. No importa mucho lo que digan y cómo lo digan. Tampoco se le pediría que haga autocrítica. Ya no molestaría sus apariciones nocturnas ni en programas como “Amor, amor, amor”. Y dejaría de ser juzgado por la prensa deportiva.
La verdad, no quisiera ver jugar a Manco de nuevo. Da cólera que haya desperdiciado así su talento.