Los antecedentes recientes invitan a una impresión equivocada. De los seis últimos enfrentamientos entre la selección peruana y la paraguaya todos han sido triunfos nacionales. Esta sucesión de victorias incluye el período del comando técnico de Gareca, que ha conseguido ante los guaraníes, cuatro éxitos en igual número de partidos. El optimismo que generan las estadísticas aterriza cuando se mira de cerca la realidad actual. El debut de Perú en el Defensores del Chaco está lejos de ser una misión sencilla.
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Si, tal como parece, las clasificatorias empiezan dentro de un mes, el panorama existente difiere notoriamente del último viaje del equipo a Asunción. En esa velada de ensueño, liderada por la libérrima creatividad de un Cueva que ya no es el mismo, la Selección tuvo un rendimiento notable y, contradiciendo pronósticos, machacó a los paraguayos en su propio feudo. Aquella vez, a excepción de Trauco, el entrenador tenía el batallón completo y al grueso de la tropa en forma impecable. Hoy, es redundante afirmar, la falta que harán los caídos. Ni Paolo ni “El Oreja” alinearán, primero contra Paraguay, el 8 de octubre y después contra Brasil tres días más tarde.
A las bajas sensibles se les suma el escaso rodaje de estos meses y el poco tiempo de trabajo de cara al partido. Paraguay, en cambio, afectada en menor medida por la pandemia, empezó sus entrenamientos antes que todos los demás países del continente. Por si fuera poco, Miguel Almirón, media punta estrella en el once de Berizzo atravesaba, antes del obligado receso, un nivel estelar en el Newcastle de la Premier League. Los guaraníes tienen sed de revancha.
En medio de un contexto complicado, Ricardo Gareca, que suele desdramatizar los hechos y arreglárselas magníficamente bien con lo que tiene, está entrenando con un grupo de jugadores del torneo doméstico en busca de sumar al plantel alguna alternativa más. Aldair Rodríguez y Matias Succar, por ejemplo, pelean por convertirse en el tercer delantero detrás de Farfán y Ruidiaz.
Es difícil, sin embargo, que, a esta altura, en la que no ha tenido tiempo de hacer pruebas ni de trabajar distintas estrategias, Gareca modifique sustancialmente el grupo que viajó a Rusia y después, con pocos cambios, nos llevó al subcampeonato continental.
Es posible que de la lista de convocados haya varios en la Copa América del próximo año, pero apenas dos o tres en este inicio de las eliminatorias. Inclusive, Martín Távara y Rodrigo Vilca, dos de los que ilusionan más, no tienen segura una plaza en un plantel ya consolidado. Si alguno de los nuevos se queda en la nómina, es probable que haya impresionado a Gareca y que lo ponga algunos minutos. Pero lo más lógico es que Ricardo apele a los futbolistas que ya sabe cómo y cuánto le rinden.
Se viene Paraguay en un mes y la sensación es que, a pesar de todos los contratiempos y las bajas obligadas, Perú sigue teniendo en su Director Técnico su mejor arma de combate.
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