“No se le pueden decir tantas cosas a Gareca en Perú”, le dice el locutor de Fox Sports, Julián Fernández, a su colega Damián Trillini. Los periodistas argentinos comentaban la actuación de Gustavo Dulanto con el Sheriff en la Champions y discutían sobre si era pertinente convocarlo a la selección. Esa primera frase cada vez se asoma con más fuerza en el debate futbolístico de nuestro balompié. ¿Podemos decirle algo al ‘Tigre’ Gareca después de clasificarnos a un Mundial y después del subcampeonato en Copa América?
La respuesta es simple: por supuesto que se puede criticar. Lo que es cierto es que las sensaciones con el técnico argentino son atípicas y entran en sentimientos encontrados luego de tanto traspiés en las Eliminatorias. Una primera conclusión es que el hincha peruano y el periodismo peruano nos enfrentamos a una situación nunca vista antes. Explicaremos por qué.
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Ricardo Gareca es el primer técnico en la historia de la selección peruana que continúa en el cargo después de una participación mundialista. Las conclusiones positivas de su primer proceso con la blanquirroja hicieron que su renovación de contrato tenga consenso. Gareca decidió quedarse en el Perú hasta el próximo año con 90% por ciento de aprobación.
La selección nacional ha participado en cinco Mundiales. En el primero, en Uruguay 1930, la blanquirroja quedó eliminada en primera fase tras caer ante Rumanía y Uruguay. El técnico de aquel cuadro fue el español Paco Bru, ex jugador y árbitro español, que ya había tenido la experiencia como entrenador de su país en los Juegos Olímpicos de Amberes 2020. Digamos que Bru aceptó el reto en Perú, pero tenía una historia deportiva en Europa. Por ello, después de la primera Copa del Mundo de la historia, Bru volvió a la península ibérica donde nueve años después asumió la dirección técnica del Real Madrid. Nada más y nada menos.
Nuestra pasión futbolera conoce de largas pausas mundialistas. Para el segundo Mundial, Perú tuvo que esperar cuarenta años. En aquella gesta de la Bombonera, el entrenador bicolor fue Didí. Con el brasileño, nuestra selección alcanzó su mejor posición histórica (séptimo puesto). Las sensaciones fueron positivas a pesar de que aquel Brasil de Pelé nos despidió en cuartos de final. Sin embargo, Didí prefirió irse a River Plate. Su reemplazo fue Alejandro Heredia.
Para Argentina 78, el elegido fue el entrenador más ganador de la historia del fútbol peruano: Marcos Calderón. El ‘Chueco’ redondeó su casi inalcanzable estadística al sellar el tercer pase mundialista. A diferencia de 1930 y 1970, el cierre de esa participación dejó la sensación de catástrofe. El 6-0 ante Argentina sigue siendo motivo de debate y hasta de libros. Ni con todos sus títulos del fútbol, Calderón pudo blindarse del señalamiento colectivo. No se pudo quedar en el cargo.
Precisamente, luego de varias idas y venidas, Calderón volvió a la selección en 1980, aunque no pudo extender su permanencia a las Eliminatorias para España 82. Una extraña gira por Hong Kong dejó muchos sinsabores y una nueva directva de la Federación Peruana de Fútbol decidió buscar un extranjero con trayectoria. Fueron a Brasil por el ‘Lobo’ Mario Zagallo, pero al final regresaron con Tim. Elba de Padua Lima condujo el paso hacia el cuarto Mundial con Perú presente. Un cierre accidentado del torneo con eliminación en primera fase y temas de salud lo alejaron de cualquier opción de renovar.
Por eso, lo de Ricardo Gareca es atípico. Perú fue eliminado en primera fase de Rusia 2018, aunque la última fotografía del torneo tiene el desfogue por el primer triunfo mundialista después de 40 años. Ese 2-0 ante Australia y la sensación de que ese grupo joven merecía continuar el proceso, llevaron al voto unánime por la renovación.
Ese clima de gratitud casi eterna por los pasos adelante dados, nublan y frenan el espíritu crítico que casi siempre ha acompañado a la selección peruana. De lo que debemos convencernos es que señalar errores no es desconocer todo lo celebrado hace cuatro años. No es extremista decir que Gareca se enfrenta en dos semanas a su hora más decisiva de esta segunda etapa con Perú. No está mal cuestionar las ausencias de Aquino, Zambrano o los planteamientos en algunos partidos de Eliminatorias. El ‘Tigre’ tiene tres partidos para volver a su estatus de prócer futbolístico o para ser incluido en el tibio recuento de los que nos regalaron el grito más soñado, pero que tuvieron que irse acompañados por el cruel silencio.
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