La economía peruana fue una de las que más sufrió el impacto generado por la pandemia a nivel del América Latina. Durante el 2020, el PBI tuvo una contracción de 11%, la más alta después de Venezuela y también lideró la recuperación al año siguiente, con una expansión del 13% respectivamente. Sin embargo, su crecimiento se ralentizará en los próximos dos años, situándose ligeramente por encima del promedio de la región, en un ambiente marcado por el casi nulo aumento de la inversión privada y la menor producción de la actividad minera.
Las previsiones realizadas por entidades oficiales convergen a márgenes cercanos al 3% para el 2022 y el 2023. En su último reporte de inflación, el Banco Central de Reserva corrigió a la baja su previsión para el próximo año de 3,4% a 3,1%, mientras que el Fondo Monetario Internacional (FMI) prevé un crecimiento de 3% para ambos períodos. Esta cifra es similar a la estimada para el resto de América Latina y El Caribe (cuyo ritmo se ha venido desacelerando durante el primer trimestre de este año) pero por debajo del nivel que alcanzarán algunos países vecinos o socios comerciales como Colombia (6% en el 2022 y 4% en el 2023)
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Subida de precios
La desaceleración del crecimiento económico ha venido acompañada de niveles altos de inflación. En mayo, el Perú registró una tasa interanual (es decir, 12 meses hacia atrás) de 8,1%, la más alta desde junio de 1.998, hace 24 años. Pese a que este indicador se encuentra en un nivel inusualmente elevado, aún es menor que en otros países o socios comerciales como, por ejemplo, Chile (11,5%), Colombia (9,1%) o naciones como Argentina (60,7%) o Venezuela (167%), que durante varios años han padecido incrementos constantes en los precios [ver cuadro].
Según el BCR, en casi todos los países con metas explicitas de inflación, las tasas interanuales se han mantenido por encima de sus respectivos rangos meta. Entre los condicionantes al alza se encuentra el fuerte incremento del precio de los alimentos y energía.
Factores detrás
¿A qué obedecen las tendencias de ambas variables y qué se puede esperar para los siguientes meses? En entrevista con este Diario, Eduardo Jiménez, jefe del sistema de información de Macroconsult, señaló que se espera que entre junio y julio se logre una estabilización de la inflación y que luego vaya reduciéndose; sin embargo, esta tendencia estaría sujeta a la evolución del precio de los combustibles.
“En el mes de mayo, la inflación de alimentos la mensual ha sido negativa, los precios de alimentos estarían próximos a estabilizarse. Ha alcanzado una suerte de máximo, el precio del trigo maíz y soya, el precio de fertilizantes ha caído un poco, si bien hay ajustes en algunos precios deberían ir cediendo en este mes (...) El precio de los alimentos en si mismo debería estar cerca de un máximo a medida de como se ha ido evolucionando los precios internacionales”, explica.
El analista prevé un crecimiento económico a nivel local de 3,3% este año y que la inflación recién converja al rango meta durante el 2023. “Los precios difícilmente van a converger a la baja, salvo que los temores de una desaceleración global más fuerte comiencen a imperar en el escenario global y el petróleo y los granos puedan bajar. Eso es un riesgo positivo para la inflación, pero negativo para el crecimiento”, añade.
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Viraje ideológico
El Perú afrontará el escenario de desaceleración en el crecimiento global y altos precios dentro de un nuevo mapa político en América Latina que marcará una etapa distinta en las relaciones diplomáticas y económicas. Tal es el caso de la Alianza del Pacífico, uno de los principales bloques comerciales en la región al cual se encuentra suscrito, que por primera vez desde su fundación tendrá a todos sus integrantes bajo regímenes políticos de izquierda.
Si bien anteriormente ya habían pasado administraciones de esta tendencia (como la de Ollanta Humala en Perú o la de Michelle Bachelet en Chile), la reciente elección de Gustavo Petro en Colombia se enmarca tras dos años de sucesivas victorias de candidatos de centro izquierda en el continente. Hasta antes de la pandemia, solo el gobierno de Andrés Manuel López Obrador (México) se proclamaba partidario de dicha opción política dentro de la Alianza del Pacífico.
La relación estrecha entre los cuatro países empezó en octubre del 2010, cuando el gobierno peruano, encabezado por Alan García, invitó a Chile, Colombia y México a conformar “un área de integración profunda” que asegure la libre circulación de bienes, servicios, comercio y personas. El 28 de abril del 2011 se celebró la Primera Cumbre Presidencia en Lima, con lo cual se dio inicio a este bloque comercial.
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