Según Fitch Ratings, la última crisis política en el Perú, refuerza la polarización del entorno político, lo que ha erosionado la gobernabilidad y la estabilidad en los últimos años, Además, menciona que la última agitación política plantea riesgos económicos y fiscales negativos y prolonga las incertidumbres.
Según lo expuesto por Fitch Ratings, el pasado octubre se revisaron las perspectivas de Perú a negativas en octubre pasado debido a un deterioro en la estabilidad política y la efectividad del gobierno. A pesar del tiempo transcurrido, la debilidad de la gobernanza, el bajo rendimiento económico y un aumento sostenido de la deuda de las administraciones públicas/PIB siguen siendo sensibilidades negativas en materia de calificación.
“La clasificación de Perú en los Indicadores Mundiales de Gobernabilidad del Banco Mundial ha caído al percentil 41 desde el 45, muy por debajo de la mediana ‘BBB’ del 58″, se lee en la información compartida por Fitch Ratings.
Señala también que la nueva administración de Dina Boluarte es políticamente frágil y enfrenta los mismos desafíos de gobernabilidad que la de Pedro Castillo, “con un sistema político altamente fragmentado y un débil apoyo público y del Congreso”. Sin embargo, no se tiene una claridad aún sobre la reducción de tensiones con el Congreso que les permita mejorar la gobernabilidad.
“El presidente ha anunciado que las elecciones se trasladarán a abril de 2024 a partir de 2026, lo que prolongaría las incertidumbres políticas y políticas. El problema subyacente de la falta de consenso político entre las instituciones de gobierno de Perú sigue sin abordarse en la última transición del poder”, se lee.
La elevada incertidumbre política y la afectada confianza empresarial, sumada a la inestabilidad política, la inversión y el crecimiento económico han tenido que cargar con un peso extra. Sumado a ello, están las protestas esporádicas que ya han causado muertos y heridos en el país tras la vacancia de Pedro Castillo.
“En el corto plazo, la débil posición política del nuevo gobierno podría aumentar el potencial para un cambio hacia el populismo fiscal y el gasto expansivo, aunque Perú tiene un historial de contener los déficits durante períodos anteriores de mayor inestabilidad política”, informaron.
Da como ejemplo de populismo fiscal fueron los retiros anticipados de pensiones, lo que a corto plazo serían positivas para el crecimiento, pero tamnbién contribuirían a la inflación y a un mayor déficit por cuenta corriente.
“Nuevos retiros de pensiones socavarían la profundidad del mercado local y afectarían negativamente las opciones de financiamiento corporativo y gubernamental. Sin embargo, también hay señales de moderación”, mencionan.
Resaltó que el nuevo gabinete nombrado el 10 de diciembre parece ser de naturaleza más tecnocrática, así como el nombramiento de Alex Contreras, a quien consideran “un respetado economista con una carrera en el servicio público para el cargo de ministro de finanzas”.
A pesar de la inestabilidad política en el Perú, Fitch Ratings menciona que el perfil crediticio del Perú aún se ve beneficiado por los fundamentos sólidos en ciertas áreas como la “relación moderada entre la deuda del gobierno general y el PIB, un déficit fiscal modesto y altas reservas internacionales”.
Por ello, concluyen que el Perú tiene la capacidad para mantener las fortalezas dichas anteriormente y no deteriorarlas materialmente, factores importantes para la calificación.
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