Si bien en el 2021 la economía nacional superó ligeramente sus niveles prepandemia, dos tercios de las regiones aún presentan un PBI per cápita por debajo del 2019. El enfriamiento de la economía hacia finales del año se explica principalmente por la caída de los sectores minería y construcción. A inicios del 2022, la menor ejecución de la inversión pública estaría contrarrestando el impulso que ofrece la reanudación de actividades vinculadas al consumo.
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Desaceleración al cierre del 2021
El incremento de la conflictividad social afectó el desempeño de la minería en el 2021. En particular, los constantes bloqueos a las vías de acceso de la mina Las Bambas en Apurímac paralizaron la actividad productiva en diciembre último. La minería en dicha región cayó 33% en el cuarto trimestre y explica dos tercios del resultado nacional del sector en el mismo periodo (-2,4%). Con ello, la economía de Apurímac registró una contracción de 21,7% en el cuarto trimestre, la mayor caída a nivel nacional. Dicho retroceso resulta similar a la caída ocasionada por la pandemia en el segundo trimestre del 2020.
Por su parte, el desempeño negativo del sector construcción (-5,8%) en el cuarto trimestre responde a la menor inversión pública y privada. En efecto, la actividad de este sector se redujo a doble dígito en la mitad de las regiones del país, siendo Amazonas (-31%), San Martín (-28%) y Ucayali (-24%) las más afectadas. La menor inversión pública en vías departamentales en Amazonas y Ucayali, así como en obras de protección frente a inundaciones en San Martín, explican parte de estos resultados.
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En el caso de Amazonas, su economía (-7,9%) también se vio afectada por el terremoto ocurrido a finales de noviembre. La destrucción de varios tramos de la carretera Bagua Grande-Pedro Ruiz limitó el comercio y el traslado de personas.
Caída de la riqueza
A pesar de la ligera recuperación de la producción nacional (0,9% frente al 2019), el PBI per cápita real ascendió a S/16.695 en el 2021; 1,9% por debajo del nivel de 2019 (S/17.012), lo que representa un retroceso de cuatro años. Este indicador se redujo en 17 de las 25 regiones del país. Las zonas sur y oriente del país fueron las más afectadas, con la mayoría de sus regiones por debajo de sus niveles prepandemia. Por el contrario, en la zona centro, cuatro de las siete regiones sí lograron superar sus niveles de PBI per cápita 2019.
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Las regiones Cusco, Tumbes y Ucayali presentan aún un retroceso de al menos seis años en su PBI per cápita, al registrar resultados por debajo de lo alcanzado en 2013. Este resultado se explica por la menor producción de petróleo en las tres regiones, así como la menor extracción de cobre (-5,2%) y molibdeno (-4,7%) en Cusco. Adicionalmente, las restricciones a la movilidad impactaron en los sectores vinculados al turismo durante el 2021, golpeando fuertemente la economía cusqueña.
Situación a inicios del 2021
La flexibilización de las restricciones de movilidad y aforo en espacios públicos estarían brindando mejores condiciones para una mayor recuperación de los sectores comercio, transporte y otros servicios, que fueron los más afectados por la pandemia.
Un ejemplo de ello es Cusco, donde las actividades vinculadas al turismo representan alrededor del 30% del PBI. En dicha región, la llegada de visitantes nacionales y extranjeros a los principales complejos arqueológicos casi se ha triplicado entre enero de 2022 y 2021. Sin embargo, aún se mantiene 40% por debajo de los niveles promedio registrados en los dos años previos a la pandemia.
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En esa línea, en regiones como Lambayeque y Tumbes, en las que el sector comercio concentra casi un quinto de la actividad económica, la movilidad a espacios públicos vinculados al consumo registró entre diciembre de 2021 y la primera quincena de marzo de 2022 un incremento de 36% – en promedio – frente a sus niveles prepandemia.
Sin embargo, este impulso podría ser contrarrestado por el menor dinamismo del sector construcción, afectado por la caída en la ejecución de obras públicas. Durante el trimestre móvil que finaliza en febrero de 2022, cerca de dos tercios de las regiones del país registra un crecimiento negativo de la inversión pública. En particular, la caída en el avance físico de obras en los tres niveles de gobierno viene perjudicando en mayor medida a regiones como Cajamarca, Loreto, Moquegua y Madre de Dios, que acumulan a febrero del 2022 una contracción de 36% en promedio respecto al 2021.
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Otro factor que podría limitar la recuperación regional es la desaceleración de la inversión privada en sectores con altos encadenamientos productivos como la minería, recientemente afectada por la mayor conflictividad social. En regiones como Ica, Junín y Áncash, la inversión minera exhibió una caída anual promedio de 40% en enero de 2022, ante la finalización de obras de construcción de proyectos como Mina Justa y Ampliación de Toromocho, y las menores adquisiciones de equipamiento minero de Antamina.
En ese sentido, la reactivación regional requiere de medidas que reviertan la menor ejecución de obras públicas, reduzcan la conflictividad que viene afectando a la producción e inversión minera, y generen un clima propicio para la inversión privada. Solo así las regiones podrán recuperar el terreno perdido como consecuencia de la pandemia.
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