El acuerdo de reestructuración de deuda soberana por unos US$ 65,000 millones que impulsa Argentina habría recibido un gran apoyo de los acreedores, resultado que el Gobierno dará a conocer este lunes, aunque hay dudas sobre el alcance en dos series de bonos que podrían no haber alcanzado los objetivos.
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El Gobierno del país sudamericano tiene previsto presentar el resultado del acuerdo alrededor de las 16:00 (hora local) después de meses de tensas negociaciones, con modificaciones en su oferta que ayudaron a llegar a un acuerdo con la mayoría de los acreedores.
Un acuerdo sólido es clave para Argentina, la tercera economía de América Latina y uno de los productores más importantes de granos a nivel mundial, para salir de un incumplimiento de pagos y recuperarse de tres años de recesión. Analistas estiman que la economía se contraerá alrededor del 12.5% este año.
La posibilidad de que las cláusulas de acción colectiva (CAC) no sea alcanzada en algunos bonos plantea la posibilidad de hold-outs, aunque no se espera que éstos representen una parte significativa de la deuda total o que tengan un impacto en el acuerdo.
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Los bonos que se están reestructurando tienen CACs que implican que para poder ser canjeadas necesitan alcanzar un piso mínimo de aceptación. Los bonos más antiguos, emitidos en 2005, requieren un 85% de apoyo de los acreedores, con dos tercios en cada serie individual.
“En caso que no se puedan ejecutar las CACs en dichos bonos, se abre un escenario binario, donde después de una reasignación de series algunos bonos pueden quedar como holdouts o volver a ser performing si el Gobierno paga los intereses impagos”, dijo Roberto Geretto, economista de banco CMF.
El fuerte apoyo y los pocos posibles holdouts de este canje contrastarían con la reestructuración de la deuda de Argentina en 2005, en la que los acreedores con alrededor de una cuarta parte de los bonos rechazaron un acuerdo, lo que llevó a más de una década de batallas legales.
Reuters informó el viernes, cuando se cerró el plazo del acuerdo, que el Gobierno confiaba en un alto apoyo de los acreedores para el trato.