Esta semana, los economistas se han sorprendido con la noticia de que la hoja de cálculos de un ensayo académico famoso, usado para defender los planes de austeridad, contiene errores importantes. Y la sorpresa fue aun mayor cuando se enteraron de que el responsable de encontrar las fallas realizadas por dos profesores de Harvard fue un estudiante que realizaba sus tareas.
Es el 4 de enero de 2010 en el Hotel Marriott de Atlanta. En la reunión anual de la Asociación Económica Estadounidense, la profesora Carmen Reinhart y Ken Rogoff, antiguo economista jefe del Fondo Monetario Internacional, están presentando una investigación llamada El crecimiento en épocas de deuda.
En momentos de crisis económica, sus hallazgos llaman la atención: el crecimiento económico se ralentiza dramáticamente cuando crece el tamaño de la deuda de un país por encima del 90% del Producto Interno Bruto, el tamaño general de la economía.
Las noticias sobre este ensayo aumentan. Los legisladores quieren saber más.
Y otro que quiere saber más es el estudiante Thomas Herndon. Sus profesores en la Universidad de Massachusetts Amherst les pusieron a los estudiantes una tarea: escoger una publicación académica y ver si pueden replicar los resultados.
Thomas escogió El crecimiento en épocas de deuda. Pero no pudo reproducir los resultados.
REVISAR Y REVISAR El estudiante dice que el texto estaba generando mucha atención, pero él tenía sus dudas sobre los hallazgos.
Algunas personalidades importantes que combatían la recesión global encontraron que este ensayo era una adición útil al debate que se centra en una pregunta: ¿Es mejor dejar que la deuda crezca, con la esperanza de que estimule el crecimiento económico para salir del bajón, o recortar el gasto y aumentar agresivamente los impuestos para controlar la deuda pública?
Tanto el comisionado de la Unión Europea, Olli Rehn, como el influyente político republicano de Estados Unidos, Paul Ryan, citaron ese 90% para apoyar sus estrategias de austeridad.
Pero mientras los políticos estadounidenses debatían si era conveniente estimular más la economía, el euro se estaba desmoronando bajo el peso de la austeridad forzada.
La tarea de Herndon no iba bien. Sin importar cuánto trataba, simplemente no podía llegar al mismo resultado del trabajo original.
Me sentí desilusionado, dice. Pensé que era probable que yo hubiera hecho un gran error. Por ser un estudiante era más probable que yo fuera el del error y no los respetados profesores de Harvard.
Y sus profesores estaban de acuerdo: él debía estar equivocado.
Me acuerdo de que tuve una reunión con mi profesor, Michael Ash, en la que básicamente me dijo: Anda, Tom, esto no es tan difícil. Simplemente tienes que solucionarlo.
¿Qué hizo Herndon? Revisar y revisar su trabajo.
UN MISTERIO Al final del semestre, cuando no había resuelto el acertijo, sus supervisores se dieron cuenta de que ahí había algo.
Ash explicó que simplemente no podían replicar los resultados publicados por Reinhart y Rogoff.
Y eso se nos metió en la cabeza. Era realmente un misterio.
Así que Ash y su colega Robert Pollin lograron que Herndon siguiera el proyecto y les escribiera a los profesores de Harvard. Luego de cierta correspondencia, Reinhart y Rogoff le entregaron a Thomas la hoja de cálculo que utilizaron para obtener sus resultados.
Todos dicen que ver es creer, pero yo casi no podía creer lo que estaba viendo, dice.
Thomas llamó a su novia para comprobar que no estaba equivocado.
Y no. Él tenía la razón: encontró un error básico en la hoja de cálculo. Los profesores de Harvard habían incluido por accidente sólo 15 de los 20 países bajo análisis en su cálculo clave sobre el crecimiento promedio del PIB en los países con deuda pública alta.
Australia, Austria, Bélgica, Canadá y Dinamarca no estaban mencionados.
No fue el único yerro: Herndon y sus profesores encontraron otros asuntos problemáticos en el documento que incluso tenían un impacto mayor en el famoso resultado.
El primer hecho es que para algunos países, algunas cifras ni siquiera habían sido incluidas.
Reinhart y Rogoff dicen que estaban reuniendo las cifras paso a paso, y que cuando presentaron el ensayo en la conferencia no había cifras disponibles de buena calidad sobre Canadá, Australia y Nueva Zelanda tras la Segunda Guerra Mundial.
Sin embargo, la omisión marca una importante diferencia.
A Thomas y sus supervisores tampoco les gustó la forma en que Reinhart y Rogoff promediaron sus cifras.
Dicen que un año malo para un país pequeño como Nueva Zelanda fue sacado de sus proporciones justas porque se le dio el mismo peso que, por ejemplo, los casi 20 años de Reino Unido con una alta deuda pública.
Todos estos resultados fueron publicados por Thomas Herndon y sus profesores el 15 de abril como un borrador de ensayo. Argumentan que altos niveles de deuda siguen teniendo una correlación con el crecimiento bajo, pero desaparecen los resultados más espectaculares del ensayo de Reinhart y Rogoff.
Una deuda alta tiene correlación con algo de crecimiento bajo, pero la relación es mucho más suave y hay muchas excepciones a la regla.
Reinhart y Rogoff no aceptaron ser entrevistados, pero sí le dieron a la BBC un comunicado.
REACCIÓN DE LOS PROFESORES En él, agradecen a Herndon y a los profesores por la cuidadosa atención que pusieron al ensayo y por señalar la correlación.
Es aleccionador que se nos haya escapado semejante error en uno de nuestros ensayos a pesar de nuestros mejores esfuerzos para ser cuidadosos consistentemente. Redoblaremos nuestros esfuerzos para evitar errores semejantes en el futuro.
No creemos, no obstante, que este error desafortunado afecte de ninguna manera significativa el mensaje central del ensayo ni de nuestro trabajo subsiguiente.
Los accidentes ocurren y la ciencia avanza por la identificación de errores pasados. ¿Pero fue este error uno particularmente costoso?
No creo que se hayan perdido trabajos por esto, pero sí ofrece una racionalización intelectual para ciertas cosas que afectan cómo piensan las personas sobre el mundo, dice Daniel Hamermesh, profesor de economía en Royal Holloway, Universidad de Londres.
Y cómo piensan las personas sobre el mundo, especialmente los políticos, eventualmente afectará cómo funciona el mundo.
Descubrir un error de cálculo no va a significar el fin del debate sobre la austeridad, y tampoco debería, de acuerdo con Megan McArdle, corresponsal de Newsweek y The Daily Beast.
Hay otras investigaciones que muestran que uno puede tener estas ralentizaciones cuando se llega a altos niveles de deuda, dice. Tenemos un ejemplo vívido en Grecia.
La posición de Thomas Herndon es que las políticas de austeridad son contraproducentes. Pero justo ahora está feliz de que su primera publicación académica haya tenido tanto impacto.
Me siento realmente honrado de hacer una contribución a la discusión sobre estas políticas, dice.