Entre tanta discusión sobre la coyuntura política y la pandemia, se nos van pasando temas relevantes. Uno de ellos es el de la trata de personas y los delitos conexos. Lo traigo a esta columna porque encontré una publicación reciente del INEI y me llamó la atención como sus hallazgos han pasado desapercibidos para la mayoría de nosotros. La trata de personas está en el centro de la esclavitud moderna y no puede ser tomada como un tema menor. Es un drama humano, que afecta sobre todo a mujeres jóvenes y que tendría que, por su severidad, movilizarnos a todos para erradicarla.
El documento publicado por el INEI, disponible en su web, trae información sobre el delito de trata de personas en base a la información del sistema de justicia penal del Perú. Esto seguro implica que son cifras que representan apenas una porción de los casos, pues muchos no llegan a ser denunciados. Los datos reportados para el 2020 señalan, como era de esperarse, menos denuncias que en años anteriores. La pandemia y las cuarentenas deben haber limitado las posibilidades de denunciar.
Comparto algunos datos que vienen solo de las denuncias registradas por la Policía Nacional: el grueso de estas son de Lima (donde es más fácil denunciar); el 73% se refieren a explotación sexual; el 19% a trabajo forzoso; el 71% de las víctimas fue captada vía una oferta laboral; en 84% de los casos la víctima conocía la tratante y en 15% el tratante era un familiar de la víctima; y, como era de esperar, el 87% de las denuncias se refieren a situaciones de trata de mujeres (90% a menores de 29 años).
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En el caso de las denuncias de explotación sexual, hay cambios respecto al patrón de los años anteriores, y eso tiene que ver con las cuarentenas seguramente: crecen las denuncias que indican que el delito sucede en el marco del servicio doméstico (estos casos pasaron de representar 8,5% de las denuncias de explotación sexual en el 2019 a 23% en el 2020). La esclavitud moderna no está solo presente en lugares alejados donde la ley no opera, sino también en casas de familias urbanas.
Recientemente el Perú ha dado un importante paso con la ratificación del Protocolo de la OIT sobre Trabajo Forzoso, el cual establece medidas específicas para prevenir, investigar y sancionar estos delitos, así como para establecer mecanismos efectivos que apunten a la reinserción social y laboral de las víctimas. Este es un paso hacia la consolidación de un marco normativo sólido que requerirá ser desarrollado y obtener suficientes para su adecuada y oportuna implementación. Mucho por hacer, muchas víctimas que atender.
La trata de personas, el trabajo forzoso y la explotación sexual son delitos que debemos erradicar, no solo por las víctimas, sino por todos nosotros como sociedad. Una sociedad mínimamente justa vela por sus miembros y los protege de situaciones como las aquí descritas. Insisto, no es un tema solo de mafias de trata, que las hay y que deben ser desarticuladas y sus miembros sancionados, es también un tema de abuso doméstico, de engaño, de menosprecio sobre todo a mujeres jóvenes.