En las últimas décadas hemos asistido a un cambio de tendencia histórica. Un vertiginoso proceso de urbanización llevó al 56 % de la humanidad a las ciudades (en 1960 solo el 36 % de la población vivía en centros urbanos), lo que trajo desafíos complejos, pero también evidenció que las ciudades, hoy más que nunca, son los principales motores de crecimiento, bienestar y prosperidad. Esta realidad supone una gran oportunidad para América Latina y el Caribe, donde más del 80 % de sus habitantes vive en centros urbanos.
El potencial de las ciudades latinoamericanas es inmenso, pero es imprescindible que lo activemos haciendo de ellas el centro de la conversación. Con ese ánimo, CAF -banco de desarrollo de América Latina, el Diálogo Interamericano y la Alcaldía de los Ángeles promovieron durante la IX Cumbre de las Américas de los Ángeles en 2022, el primer encuentro entre alcaldes latinoamericanos y estadounidenses, donde se desarrolló una rica discusión e intercambio de experiencias sobre acción climática, seguridad, flujos migratorios, entre otros.
Esta reunión inicial sirvió de germen para visibilizar la necesidad de un espacio de encuentro que potencie en nuestras ciudades las palancas y capacidades para generar crecimiento económico sostenible con el medio ambiente, empleo productivo e incluyente, soluciones basadas en la naturaleza y mecanismos para protección de la biodiversidad, oportunidades para enfrentar la movilidad humana con una visión de inclusión social y mecanismos para asegurar la seguridad de sus habitantes.
La semilla que se sembró en Los Ángeles pavimentó el camino para la celebración en Denver, Colorado, de la primera Cumbre de Ciudades de las Américas que se llevará a cabo del 24 al 30 de abril. Este espacio creará un frente común en las Américas para abordar articuladamente retos como el cambio climático, los flujos migratorios, la transformación digital, la seguridad alimentaria, el acceso a la vivienda o la movilidad sostenible. Y en este frente común, la región tiene mucho que aportar, y también mucho que aprender, para impulsar desde lo local el cumplimiento de los Objetivos de Desarrollo Sostenible y de las Contribuciones Nacionales Determinadas para reducción de emisiones de gases efecto invernadero.
Para este propósito, encontramos en el camino algunas contradicciones: contamos con unos activos en biodiversidad y recursos naturales importantes, no obstante, las superficies verdes por habitante son de 9 metros cuadrados, por debajo de lo recomendado por la OMS. Tenemos pocos automóviles (unos 83 millones, en contraste con los 405 millones de Europa o los cerca de 300 millones en EE.UU.), pero en promedio perdemos 90 minutos al día en desplazarnos (más del doble que en España). Somos una región muy urbanizada, pero una cuarta parte de los ciudadanos vive en asentamientos informales.
Existen algunas iniciativas que están contribuyendo a revertir la situación. Por ejemplo, la Red de Biodiverciudades, impulsada por CAF, suscrita ya por 119 autoridades locales de Argentina, Ecuador, Colombia, Brasil, Panamá, Perú, Uruguay, Honduras, Costa Rica, El Salvador y República Dominicana; promueve que la conservación de la biodiversidad sea una parte central de la planificación, el ordenamiento del territorio y el desarrollo socioeconómico de las ciudades. En lo referente a transporte limpio también existen proyectos relevantes que están impulsando el despliegue masivo de vehículos eléctricos; algo imprescindible para reducir las emisiones del sector transporte en la región, responsable del 30 % de los gases de efecto invernadero.
Las ciudades latinoamericanas son jóvenes y vibrantes, rebosan talento, vitalidad, cultura, arte y creatividad, tienen un asombroso empuje económico y cada vez apuestan más por la sostenibilidad como forma de progreso social. Por eso, si logramos articular un trabajo conjunto, podrían dejar una nueva huella histórica. Espacios como la Cumbre de Ciudades de las Américas resultan ser entonces relevantes para este propósito.