La pandemia y la incertidumbre han expuesto las muchas fragilidades de nuestra cultura. Sin embargo, han acelerado cambios culturales importantes, muchos de ellos muy positivos. Hemos perdido la paciencia a lo falso en busca de lo real y transcendente. Celebramos las conductas responsables y a líderes auténticos.
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Admiramos a quienes asumen responsabilidad por el bienestar común, y actúan con más humanidad. Aquí algunos de los comportamientos y perfiles que ya no van más:
1. Esos líderes que no aportan sueños y que no inspiran, no van más. Vivimos en una sociedad que sabe que merece líderes capaces de movilizarnos hacia un sueño común, una visión realmente inspiradora y metas retadoras y atrevidas.
2. Esos líderes que no se capacitan y permanecen ignorantes tampoco van más. La ignorancia no es un valor sobre el cual buscar empatía. Somos una nación orgullosa de nuestra cultura, admiramos el esfuerzo, la actualización permanente y el hambre por crecer y aprender.
3. Quienes lideran exclusivamente para sus bolsillos, su ego o sus intereses personales no van más. Hoy soñamos con líderes capaces, íntegros, con genuino amor por su gente, su desarrollo y prosperidad.
4. Quienes buscan dividir, excluir, sembrar desconfianzas y generar confrontaciones no van más. Respetamos a quienes son capaces de unirnos en una visión potente de crecimiento, sostenibilidad y acceso a la modernidad para todos.
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5. Esos que se relacionan con corruptos, estafadores o ladrones tampoco van más. A todo nivel valoramos a personas y líderes honestos, íntegros y valientes para defender nuestros valores y definir sus lealtades con vigor. Admiramos a los líderes también por su éxito personal y profesional en lo suyo, sin envidias, rencores ni resentimientos por lo ajeno.
6. Quienes mienten, engañan o dicen algo distinto según la audiencia que los escucha pierden la confianza de todos y no van más. Hoy validamos líderes de todo nivel que sean auténticos, íntegros, transparentes y claros, siempre.
7. Aquellos que no han actualizado su mentalidad hacia el respeto, la inclusión y los derechos de los demás, sin excepción, ya no tienen cabida. Hoy confiamos en líderes inclusivos y respetuosos de las diferencias, capaces de movilizarnos hacia una cultura más generosa, justa e integradora.
8. En el siglo 21 tenemos poca paciencia con los impostores y los ineptos, quienes no merecen de nuestra confianza ni el honor de conducir vidas ajenas por su falta de deseos de superación, capacidad o liderazgo. Esos definitivamente, no van más.
9. Esas personas víctimas de su propia pequeñez moral, tampoco van más. Admiramos a líderes que genuinamente trabajan al servicio de los demás, no de su ego, su orgullo, ideologías o apariencias impostadas.
10. Quienes no comprenden ni respetan el concepto del bien común sin excluir a nadie no tienen cabida hoy y no van más. Los comportamientos admirados son de quienes consiguen resultados y lideran para la prosperidad de todos, sin excepciones.
11. Esas personas o líderes de todo nivel que empobrecen a su gente y les quitan oportunidades de progresar al generar más incertidumbre e inestabilidad, tampoco van más. Hoy merecemos líderes capaces de hacer esfuerzos muy enfocados en impulsar asertivamente el crecimiento y fomentar con vigor la inversión, el desarrollo, el bienestar y la alegría de todos.
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