El proceso de recuperación de la economía peruana sigue su curso. Sin embargo, la velocidad de recuperación de las distintas actividades que la conforman es muy desigual, porque el impacto de la pandemia modera la mejoría de aquellos sectores que dependen de la demanda interna.
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Esta situación se refleja en las cifras de producción adelantadas de agosto. Según el Indicador Mensual Económico de El Comercio (Imeco), la producción nacional habría caído en alrededor del 11% en el octavo mes del año, apenas 0,7 puntos porcentuales menos que la contracción registrada en julio.
De concretarse este resultado, el nivel de la producción nacional sería muy similar al de junio del 2016, después de haber caído a niveles de setiembre del 2007 por la pandemia. Sin embargo, el tamaño de la actividad que se logró ganar en agosto fue inferior al de julio.
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Presentan mejoría
Por el lado de la demanda interna, en agosto, algunos indicadores mostraron significativas mejorías, pero existen otros vinculados a la inversión que persisten débiles. El indicador de demanda interna del Imeco pasó de caer 16,1% en julio a 14,3% en el octavo mes del año.
Por ejemplo, la producción en el sector construcción habría disminuido solo en alrededor del 3,1%, es decir, la cuarta parte de lo que cayó en julio.
Más aún, la venta local de cemento creció en agosto en 1,3%, por primera vez desde que se inició la pandemia. Además, la producción en el sector eléctrico cayó únicamente en 2,78% durante el mes.
A decir de Gonzalo Tamayo, socio de la consultora Macroconsult, en la primera semana de octubre la producción de electricidad ya superó los niveles prepandemia. Así, el resultado de agosto sería producto de la apertura progresiva de la economía.
Tamayo reconoce que si bien la actividad económica no se ha reactivado en su totalidad, existe mejoría en sectores claves, entre los que destaca la industria del cemento. Aunque sobre este último, refiere que la recuperación no ha sido general, porque “en el norte del país le va mejor que en el sur, sobre todo en la zona que no es minera”.
Justamente, en el norte se ha reanudado la ejecución de los proyectos para la reconstrucción, que ha ayudado a que la inversión pública desacelere su caída.
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Recuperación lenta
Hay otros sectores cuya mejoría es más débil. Esta situación se ilustra con el sector agropecuario. En agosto, se contrajo en 6,6%, debido a la caída en la producción de papa, cebolla, maíz, caña de azúcar, uva, pollo y vacuno.
Según Christian Garay, director general de Seguimiento y Evaluación de Políticas del Ministerio de Agricultura, el resultado del sector responde más a un problema de demanda que de oferta. Detalla que los menores pedidos por parte de restaurantes, pollerías y hoteles, y del exterior confluyeron en una menor producción agropecuaria.
A lo anterior se suma la caída en el mes, todavía en doble dígito, de la importación de bienes de consumo duradero (-28%) y del IGV a las importaciones (-20,9%). Esta última, asociada a menores compras de combustibles, equipos de transporte, materias primas y bienes de capital.
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Por otro lado, el sector de minería e hidrocarburos en agosto amplió su caída (-11,2%) frente a julio (-6,2%). A decir de Pablo de la Flor, gerente general de la Sociedad Nacional de Minería Petróleo y Energía, el resultado obedece a una contracción de la producción de cobre (-10%), asociada a factores estadísticos y de la propia pandemia, así como al deterioro del sector hidrocarburos.
De esta manera, la economía requiere medidas que ayuden a aumentar el empleo y promover la inversión para revertir con mayor rapidez la situación.