Luis Miguel Castilla pidió a Luis Carranza opiniones con datos fidedignos y concretos. (Foto: Archivo El Comercio)
Luis Miguel Castilla pidió a Luis Carranza opiniones con datos fidedignos y concretos. (Foto: Archivo El Comercio)

AUGUSTO TOWNSEND K.

Ante la audiencia empresarial del Foro Económico Mundial, el ministro de Economía y Finanzas, Miguel Castilla, busca transmitir el compromiso del Perú con la agenda de competitividad, pero también con la inclusión social y el desarrollo sustentable.

¿El WEF les pidió hacer el evento regional en Lima o fue algo que buscó el Gobierno? Lo buscamos. Todo surge cuando el presidente Humala decide aceptar la invitación del WEF para ir a Davos a comienzos del 2012. Ya nosotros le habíamos propuesto lo importante que sería situarnos en el circuito de países que han sido anfitriones del WEF regional. Y ello porque ratifica, además, el compromiso que tenemos con la agenda de competitividad, pues el WEF es el que se ocupa de medirla a nivel internacional, y porque es una señal importante de acercamiento al sector empresarial.

¿Contribuyeron en alguna medida con la elección de la temática? Hay bastante interacción, pero hay un comité suizo muy suizo que define los temas. Hemos tratado de incidir en algunos de estos, principalmente el de innovación social, por ser este el objetivo central del Gobierno en muchas de sus políticas públicas. Hay otros temas que nos interesan, como el manejo del riesgo de desastres, que ha motivado un evento paralelo privado, los asuntos amazónicos y la seguridad alimentaria, dado el rol que se le quiere dar a la dieta andina. Sí ha habido cierta ‘peruanización’, pero no hay que olvidar que si bien somos los anfitriones, este es un evento internacional y ellos ponen las reglas. Por ejemplo, para que un funcionario público sea presentador tiene que ser como mínimo ministro de Estado. Lo mismo pasa con los representantes empresariales, que solo pueden acudir por invitación.

¿Qué les quiere transmitir el Gobierno a ellos? La respuesta está en los tres pilares del foro. El primero y el más típico es cómo mejorar la competitividad de los países, algo que pasa por mejorar las instituciones, promover la innovación y otras reformas. Los otros dos también se adecúan a la agenda del Perú: el de innovación social y el de desarrollo sustentable. El equilibrio entre estos tres pilares es clave para asegurar que el crecimiento económico se mantenga en tasas a nivel de nuestro potencial o por encima de él. Ello, además, en un entorno que se ha vuelto volátil y con la especulación de que el ciclo de los metales podría haber llegado a su fin .

Justamente, un tema recurrente en el WEF es cómo lograr un mejor alineamiento entre los sectores público y privado. En efecto, y para que ello ocurra debemos asegurar primero un entorno de confianza que permita una comunicación fluida y elimine los prejuicios entre uno y otro lado. Un foro como el WEF, donde tienes a un jefe de Estado sentado al lado del presidente de una compañía y de un académico reputado, discutiendo como pares, te brinda ese espacio, y la interacción horizontal permite romper muchas de las barreras idiosincráticas que existen. Esta es, por tanto, una magnífica oportunidad de ratificar que la única forma de desarrollarnos es con la inversión privada, apostando por la innovación, la mejora institucional, el desarrollo sustentable y todo en un equilibrio.

En estos foros siempre se habla de la necesidad de diversificar la economía, ¿ese es un fenómeno espontáneo o hay que darle un empujoncito? Ricardo Hausmann, quien va a estar en el foro, es uno de los promotores de una política industrial moderna, que se justifica en que hay fallas de mercado y de coordinación. Esto puede ser espontáneo, pero hay un espacio para la política pública, para propiciar la diversificación del aparato productivo y la oferta exportable. Lo que vemos últimamente es una gran volatilidad en los precios del oro y la plata y un rebalanceo que eventualmente va a hacer que países como China demanden otro tipo de ‘commodities’, ya no tanto metales sino alimentos. Eso nos obliga a repensar la concentración que tenemos en materias primas. Dicho eso, es un mito decir que en el Perú no ha habido diversificación. Esta se ha dado a partir de la base de recursos naturales. Uno ve industrias como la metalmecánica, que se deriva de la minera, y el siguiente estadío es el desarrollo de servicios asociados a esta. Agroindustria es otro sector donde esto ha ocurrido. La ventaja comparativa te marca la pauta, sin duda, pero a partir de eso uno ve cómo introduce el conocimiento y propicia clústeres donde los actores relevantes –academia, empresa, Estado– generan ecosistemas de innovación. Ese es un proceso que toma tiempo, pero es de lo que deberíamos estar discutiendo como país.

Los inversionistas destacan también el ensanchamiento de la clase media peruana, ¿cuán sostenible es este otro proceso? Lo que estamos haciendo en el Perú es recuperar el tiempo perdido. El nivel de ingreso per cápita, ajustado por paridad de compra, alcanzó hace no mucho el que teníamos hace 30 años. Pero ese proceso de crecimiento de la clase media sí se está dando y su importancia trasciende a lo económico. Influye en la estabilidad política y social del país. La clase media quiere seguir trabajando porque ve los beneficios que ello trae. Su sostenibilidad pasa por seguir en este proceso de crecimiento económico, que genera empleo y que mejora la productividad. Esta clase media debe ser la gran ancla que exija que los gobiernos de turno planteen políticas sensatas, que garanticen la estabilidad, que los partidos políticos cumplan su rol de intermediación…

Que el Estado finalmente cumpla con darles servicios de calidad… Evidentemente. La capacidad de pago de impuestos de un país en gran medida responde a cuán satisfecho se siente el contribuyente con lo que el Estado hace con sus impuestos. A medida que crece la clase media se va reduciendo el empleo informal, y aquella empieza a exigir resultados. Esto impone una agenda de modernización del Estado que es ineludible. Afortunadamente, ya está la ley de servicio civil en el Congreso y esta semana podría empezar a dictaminarse. Venimos analizando también cómo destrabar los procesos administrativos, cómo introducir incentivos y protección legal al funcionario público para que pueda tomar decisiones, y no solo a nivel nacional sino a nivel subnacional, donde las carencias son mayores. Estamos en plena transición: venimos de un proceso de crecimiento económico y ahora necesitamos un Estado eficaz, uno donde las instituciones funcionen, donde los conflictos se puedan resolver de manera civilizada. Pero todo esto ocurre solo si hay bienestar, y para ello tiene que haber crecimiento económico, productividad e inversión.