Concentración, agudeza y paciencia son algunos de los requisitos para resolver eficientemente el famoso cubo de Rubik. La destreza viene con la práctica. Conocido también como cubo mágico o cubo 3x3, es el rompecabezas más popular del mundo —a pesar de su dificultad— y el juguete intergeneracional más vendido (y pirateado) en la historia. Es posible que todos los que estén leyendo esta nota hayan tenido entre sus manos, en algún momento de su vida, un cubo mágico. Y también es muy posible que lo hayan dejado a un lado, ¿derrotados?, después de múltiples intentos por resolverlo: es decir que cada cara del cubo tenga piezas de un solo color.
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El maestro y las dimensionesPero ¿cómo nació este cubo brujo? En un mundo sin computadoras ni internet, su creador Ernő Rubik (1944), un escultor y arquitecto húngaro —de madre poeta y padre ingeniero aeronáutico—, materializó las dimensiones para que sus alumnos pudieran entenderlas. Rubik nació en el contexto de la Segunda Guerra Mundial en Hungría. Estudió Ingeniería Civil en la Universidad de Budapest y después en la Academia de Artes Aplicadas y Diseño. Fue a los 30 años y con los diversos conocimientos que obtuvo de sus estudios y su curiosidad innata que, como si se tratase de una escultura, diseñó este cubo de magia como una pieza de arte y lógica, impulsado por la necesidad de generar conocimiento en los demás. “Creo que mi labor docente me llevó a concebir el cubo”, declaró Rubik en un documental. “Buscaba cómo ilustrar, con un ejemplo interesante, la estructura tridimensional y la naturaleza del pensamiento espacial”, agregó. Claro que lo logró. Pero no solo eso. El cubo de Rubik vinculó a las matemáticas con lo lúdico, desmitificando el canto popular que relaciona a las ciencias con el aburrimiento.
Pasiones y torneosAunque por fuera solo vemos seis lados con los colores blanco, rojo, azul, naranja, amarillo y verde, el cubo tiene en total 27 piezas, pero una de ellas nunca se ve y es la que está en el centro: una pieza que une el cubo y facilita los movimientos.En promedio, cada cubo mide 5,7 centímetros, aunque en las jugueterías actuales se pueden encontrar de muchos tamaños y diseños, inspirados en el original. Para algunos, el cubo de Rubik es puro entretenimiento, pero existen quienes encuentran en este objeto un deporte apasionado. Armarlo lo más rápido posible es un objetivo. Los speedcubers (como se denomina a los más veloces jugadores de cubo) acuden a campeonatos mundiales para retar a oponentes y superar sus propios récords. El caso más exitoso es el del australiano Feliks Zemdegs que tiene la marca de 4,22 segundos. Este joven de 23 años ha roto 119 récords, muchos de ellos contra él mismo, y solo ha sido superado por una máquina que logró armar el cubo en 0,637 segundos.
Para algunos, el cubo de Rubik se ha convertido en una obsesión. Pasó de ser un juego ochentero para hábiles ‘cubifrikis’ a convertirse en un espectáculo mundial que ha inspirado accesorios, moda y hasta ha tenido apariciones en la pantalla grande. Solo basta ver algunos videos de YouTube con miles de tutoriales, consejos y trucos para armar el cubo lo más rápido posible, también jóvenes que desafían las reglas y arman el cubo con una mano. También habrá quienes lo logran con los ojos vendados, bajo el agua, en el aire, y otros retos inimaginables.
Matemáticas divertidasLas propiedades del cubo —su forma, sus vértices, aristas y dimensionalidad— facilitan a su vez visualizar las matemáticas: permutaciones, conjugaciones, teorías de grupos, e infinidad de conceptos.Así como Rubik, el profesor peruano de matemáticas Guillermo Liu ha encontrado en los cubos el mejor método para la enseñanza más apropiada y divertida. “Los cubos son el mejor material para aprender a razonar, hacer comprensión lectora, problemas abiertos que conducen a encontrar muchas respuestas y el pensamiento divergente”, dice. Liu tiene su propio método; él emplea los cubos de multiencaje. Su teoría es que, al poder manipularlos, el aprendizaje repercute con mucha más potencia en la memoria, lo que no sucede al enseñar problemas de matemáticas en una pizarra. “Cuando tienes un material, lo miras y agarras, entonces lo puedes leer y codificar. Se desarrolla el pensamiento crítico de los alumnos. Creo que es la mejor manera de hacer filosofía con los niños: haciéndolos pensar”, detalla.
Mágico y asombrosoÉxito comercialAl tercer año de haber salido al mercado, se contabilizó una venta mayor a 3 milllones de cubos. Actualmente, se han vendido más de 350 millones, sin contar las copias. Número de DiosAsí se conoce al menor número de movimientos para resolver el cubo. Este es de veinte.