La literatura fantástica y la ciencia ficción siempre se han alimentado de la realidad. Y la realidad hoy es que existe un virus que amenaza la existencia de los seres humanos en el planeta, lo que ha provocado confinamientos obligatorios, cierres de fronteras, miedo globalizado y severas crisis económicas. ¿La realidad supera a la ficción? De eso conversamos con Elton Honores, doctor en Literatura por la Universidad Nacional Mayor de San Marcos y presidente del XI Congreso Nacional de Escritores de Literatura Fantástica y de Ciencia Ficción que se desarrollará desde hoy hasta el sábado 27 de febrero de manera virtual a través de la plataforma del Instituto Raúl Porras Barrenechea, de la UNMSM.
En el congreso participarán más de 80 ponentes, entre escritores e investigadores peruanos y extranjeros, y se rendirá homenaje a las trayectorias literarias de Luis Freire Sarria (1945) y Carlos Herrera (Arequipa, 1961), y los contenidos de las mesas se mantendrán en línea para que puedan ser vistos más allá de las transmisiones en vivo.
Con la pandemia el mundo vive momentos en los que el género fantástico parece más realista que nunca, ¿qué reflexión te merece esta nueva normalidad?
Lo que ocurre es que como se dice, popularmente, la realidad supera a la ficción. Y las ficciones de alguna manera se retroalimentan sobre la base de lo que ocurre en el mundo real, hay un componente anticipatorio en mucha ciencia ficción de eso que se ve hoy.
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Los miedos se han disparado globalmente con la pandemia, ¿cuánto de esto puede ser materia prima para un escritor de literatura fantástica o de ciencia ficción que generalmente recrea mundos bajo amenaza?
Lo que ocurre es que estos miedos para el caso de las ficciones no sé si van a tardar en formalizarse de manera estética, digamos así, porque probablemente la experiencia del escritor respecto a este ambiente distópico sea pues inmediata, pero habría que agregar también que el Perú parece que fuese un país siempre distópico… la corrupción, estos destapes que están ocurriendo en estos días nos hacen pensar eso.
¿Qué distinciones harías entre la literatura fantástica y de ciencia ficción?
La principal diferencia para el caso de la ciencia ficción es que esta trabaja con el tiempo, es una proyección de aquello que está por venir, ese desplazamiento temporal permite imaginar estos mundos distópicos que estamos comentando; en el caso de lo fantástico, ahí casi siempre hay una amenaza de lo sobrenatural, algo que muchas veces está asociado a lo monstruoso, a lo otro.
La tradición de lo fantástico
En el discurso inaugural del congreso te referirás al bicentenario, cómo abordar este tema desde un congreso de literatura fantástica y ciencia ficción
La literatura fantástica no es ajena a las convulsiones sociales, políticas por las que ha atravesado el Perú, lo que voy a ofrecer es un mapeo de esa producción en los últimos 40 años, pero sin dejar de lado estas coordenadas históricas, sociales que, lamentablemente, no auguran un futuro esperanzador ni más justo ni más solidario.
En el marco temporal que mencionas la literatura realista ha seguido temas recurrentes como el de la violencia política y lo autorreferencial, ¿el género fantástico y de ciencia ficción ha seguido los mismos temas o ha explorado otros aspectos?
No, definitivamente, lo fantástico ha estado siempre ahí al costado, pero tanto para los críticos del periodismo como del ámbito universitario el realismo ha sido el registro dominante, es la producción que se ha prestado mas atención, y lo fantástico ha corrido en paralelo a esa literatura. Yo diría que tiene sus propias claves y matices, y no coinciden necesariamente con lo realista, aunque autores como Carlos Calderón Fajardo, por ejemplo, abordaron también el tema de la violencia política, pero desde los códigos de la ficción fantástica. Se trata de registros poco explorados. El día de hoy, creo, si bien el realismo es lo dominante, lo fantástico también se ha desarrollado como tradición, tanto en producción y calidad.
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En cuanta a calidad este congreso le rinde homenaje a un escritor como Luis Freire, ¿qué destacarías de él en este género?
Hay un elemento central en Freire que vendría a ser el tratamiento del humor, que ha sido una vertiente hasta cierto punto mal vista por el mundo académico, si uno se pone a pensar en la tradición canónica de la literatura peruana es una historia de textos trágicos, dramáticos, donde el humor no aparece de manera visible, salvo quizás en Bryce o en algún otro autor, pero en general los pocos que han explorado esta vertiente del humor, como Héctor Velarde, todavía siguen siendo figuras por rescatar. En el caso de Freire, al humor le se sumaria el elemento fantástico, lo cual convierte sus textos en una línea poco explorada dentro de este género.
Autores por descubrir
Otra autora que el congreso rescatará será Carlota Carvallo, cuyo nombre es asociada más a las artes plásticas y no a la narrativa, cuando tiene una producción interesante en este género.
Ella es una autora que está en el mismo estatus que Velarde, por ejemplo; es una autora a la que no se le ha dado la debida atención. Incluso se la ha ubicado solo dentro de la literatura infantil, pero cuando uno lee varios de sus cuentos se da cuenta de que son bastantes perversos, oscuros, hay en ellos mucha ironía, humor negro… elementos que no han sido explicitados.
Y otro autor del género que está siendo revalorado es José B. Adolph cuya novela “Mañana, las ratas” ha sido reeditada hace poco.
Yo espero que con esta reedición de Minotauro se difunda más la obra de José B. Adolph, quien tuvo en vida una crítica favorable, pero es curioso como muchas de esas reseñan reconocían los códigos de lo fantástico y la ciencia ficción como aspectos marginales dentro de la literatura peruana, como si él fuera el único, pero estamos hablando de textos de los años 70, 80, cuando ya existían otros autores que estaban explorando en esos géneros, aunque ciertamente Adolph sea una figura fundamental.
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