Algunos lo hacen por placer; otros, por curiosidad; y los hay quienes, simplemente, lo hacen por necesidad. Sin importar cuál sea tu caso, si cocinas, hay ciertas normas de oro que asegurarán que tus comida diaria quede deliciosa y como de restaurante.
Menú Perú te enseña cinco secretos de cocina que te ayudarán a que los platos más sencillos te hagan chuparte los dedos. Cuando hagas aderezo casero (la base de la mayoría de los platos que vas a preparar), calienta bien el aceite en una sartén a fuego medio. Primero agrega la cebolla y, unos minutos después, el ajo, pues este último se quema más fácilmente. Cocínalo lentamente, no te apures, un aderezo casero tradicional toma aproximadamente media hora en hacerse, hasta que tenga un color acaramelado y una textura pastosa. Una vez listo, si quieres, puedes guardarlo en porciones en el congelador, para cocinar durante la semana. Si quieres hacer una versión rápida, cocina la cebolla entre 7 y 8 minutos, agregando el ajo en los últimos 3, hasta que la cebolla quede transparente. Lo único malo de este aderezo es que no lo puedes congelar, solo usarlo en el momento. Cuando prepares pasta, no escatimes en el tamaño de la olla ni la cantidad de agua. Debes agregar un litro de agua por cada 100 gramos de pasta. Al momento de echar la pasta, el agua debe estar hirviendo (no con un par de burbujitas, sino en plena ebullición), y deberás añadirle solamente sal, no es necesario poner aceite. Si sigues estos pasos al pie de la letra, la pasta quedará al dente y no se pegará. Nunca presiones la carne en la sartén ni en la parrilla. No sabemos en qué momento se inició esta costumbre, ¡pero no sirve para nada! Lo único que conseguirás, si aplastas la carne con la espátula, es que pierda sus jugos y quede dura. Cuando frías un huevo, hazlo en una mezcla de aceite y mantequilla. Así, el huevo quedará más sabroso. Además, cuando lo frías (siempre a fuego moderado), inclina la sartén un poco y, con una cuchara, rocíale un poco del aceite caliente de la sartén sobre la clara, en la parte más cercana a la yema. Así se cocinará parejo y más rápido, antes de que te queden los bordes quemados. Aliña tus ensaladas justo antes de servirlas, asegurándote de que las verduras estén bien secas (sin rastros de agua). Primero, añade la sal, luego el vinagre y, finalmente, el aceite. Esto permitirá que los sabores impregnen las verduras y no acabes comiendo un plato soso.
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