La Policía Nacional presentó el jueves a ‘Los Malditos de San Miguel’, la banda criminal que la semana pasada baleó a un empresario en ese distrito para robarle una cadena de oro.
La Dirección de Investigación Criminal (Dirincri) confirmó que entre el 15 de noviembre del 2019 y el 9 de febrero de este año, los delincuentes perpetraron al menos seis asaltos, todos en San Miguel. Sus víctimas llevaban costosas joyas y relojes lujosos.
“[Los ladrones] de frente van a la cadena, a la pulsera. [Las víctimas] son personas identificadas y regladas en un centro comercial o restaurante”, dijo a El Comercio el coronel PNP Francisco Náquira Cornejo, el jefe de las Divisiones Desconcentradas de Investigación Criminal.
Los cuatro hampones –detenidos el lunes cerca del supermercado Metro de la avenida La Marina por efectivos del Departamento de Investigación Criminal (Depincri) de San Miguel– son ciudadanos venezolanos:
- Luis Eduardo Padrón Orihuén, alias ‘Choco’, de 29 años
- Daniel Samuel Salazar Villareal, alias ‘Loco’, de 30 años
- Kleiver Rafael Guerro Martínez, alias ‘Búho’, también de 30 años
- Wilker Alexander Carrasquel Gámez, alias ‘Titi’, de 26 años
“[Los detenidos] no registran un ingreso formal al país, lo quiere decir que ingresaron de manera irregular, están de ilegales acá. No registran antecedentes [policiales]; sin embargo, de las pequeñas entrevistas al momento de la captura, ellos han referido que en su país de origen han tenido ingreso a centro de rehabilitación de menores”, agregó Náquira Cornejo.
–Cómo operaban–
‘Los Malditos de San Miguel’ seguían pacientemente a sus víctimas hasta sus casas, centros de trabajo o restaurantes. Ahí las amenazaban con un revólver para amedrentarlas y, en caso de que se resistieran, dispararles.
El 15 de noviembre del 2019, ‘Titi’ –el mismo sujeto que baleó al empresario de la avenida Rázuri– entra al restaurante Punto Criollo de la avenida Universitaria. Su cómplice, en moto, lo espera a pocos metros.
Ya en el local, el ladrón apunta con su revólver a una pareja de esposos mientras almorzaban. Después de quitarles sus joyas –valorizadas en unos US$6.000– el hampón también arranca violentamente la cadena que la mujer llevaba en el cuello. Todo frente a dos niños.
Segundos después, escapa rápidamente de la escena en la motocicleta.
El coronel Náquira Cornejo explicó a este Diario que ‘Los Malditos de San Miguel’ aplicaban la clásica modalidad del ‘reglaje’, pero se movilizaban en dos unidades: un automóvil y una moto.
“Cuadras antes [del lugar del asalto], del auto desciende una persona y aborda la moto. Así van dos ocupantes en la moto, ellos son los que asaltan. Los dos escapan en la moto, pero unas cuadras más allá uno de ellos baja y vuelve a subirse al auto, que está cerca. ¿Qué es lo primero que busca la policía? Una moto con dos ocupantes. Esta es una forma de distraer a la policía”, indicó.
El último golpe de los delincuentes fue el domingo 9 de febrero por la tarde. En una moto, Carrasquel y Padrón siguieron al juez Edhin Campos Valenzuela desde la tienda Hiraoka de la avenida La Marina. Unas cuadras más allá, en la calle Padre Urraca, lo interceptaron y le arrebataron una cadena y una esclava, ambas de oro, valorizadas en unos US$2.000.
Sus cómplices los esperaban a pocos metros, a bordo del mismo automóvil Chevrolet blanco que usaron días atrás en el intento de robo al empresario en la avenida Rázuri.
–Pesquisas en curso–
La banda tenía al menos seis integrantes, pero el 30 de diciembre del año pasado uno de ellos, José Gregorio Hernández Villarroel, de 23 años, fue abatido en asalto frustrado en la avenida Brasil.
Su cómplice, Pedro Torres Terán, de 27 años, fue herido y capturado. Según la Dirincri, este sujeto confesó que su objetivo era robar una cadena de oro.
Por otro lado, el examen de absorción atómica practicado a los cuatro detenidos esta semana salió positivo; es decir, todos ellos utiaron armas de fuego en los últimos días.
‘Los Malditos de San Miguel’ son investigados por el delito contra el patrimonio, robo agravado con arma de fuego, delito contra la seguridad pública, tenencia ilegal de armas y tráfico ilícito de drogas.