En bicicleta, flanqueada por dos policías también en dos ruedas, la ministra de Vivienda, Construcción y Saneamiento, Solangel Fernández, llega a la sede de su cartera en San Isidro. A pocos días del cambio de gobierno, la arquitecta de 43 años evalúa lo avanzado y la agenda pendiente.
— En los últimos 20 años, más del 90% del crecimiento de las ciudades en el Perú ha sido informal. ¿Cómo llegamos a esa situación?
No se han priorizado la planificación urbana ni el desarrollo sostenible. Muchas soluciones han estado basadas en permitir que la ciudad se siga expandiendo hacia sus bordes tanto como se pueda.
— ¿Quién es el responsable de haberlo permitido?
Esto es una tarea compartida. Hemos tendido a impulsar una sola solución sobre otras. Eso ha dejado a muchas familias fuera de la oportunidad de acceder a una vivienda digna y con servicios.
— Después del reciente sismo en Lima, hemos vuelto a advertir sobre los riesgos de la autoconstrucción.
A nivel nacional, el 70% de familias autoconstruye. No podemos decir que no vamos a contar con autoconstrucción, porque es totalmente irreal. Tenemos que acompañar ese proceso y que las familias que van a autoconstruir puedan hacerlo con la asistencia técnica debida.
— Solo en la capital hay casi un millón de personas que viven en lugares vulnerables y muy vulnerables frente a un sismo. Para atacar este problema, ¿la solución necesariamente pasa por reubicarlos?
Primero, la autoconstrucción asistida tiene que ser en zonas seguras; si no, no podría hacerse. Hay que hacer procesos de reasentamiento mucho más ágiles. […] Ese proceso es muy lento, porque el acceso al suelo no es sencillo. Ese proceso es el que estamos buscando agilizar.
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— El tema no se resolverá en esta gestión.
No podemos seguir condenando a las familias de más bajos recursos a vivir por más 20 años sin servicios. El modelo ha sido el acceso al suelo de una manera informal: tienes que esperar el título de propiedad y que llegue la inversión.
— En campañas electorales se ofrecen y se otorgan títulos de propiedad en lugares inseguros y donde no se debería construir.
Los procesos de titulación son necesarios, en zonas seguras hay que avanzarlos. Tenemos una gran cantidad de familias que viven en asentamientos humanos y tenemos que atenderlas e impulsar que vayamos llegando con titulación y servicios. Pero ya no podemos seguir promoviendo ese modelo de crecimiento.
— La reciente ordenanza de la Municipalidad de Lima sobre la construcción de vivienda de interés social ha recibido críticas severas desde diversos sectores. ¿Comparte usted esos cuestionamientos?
Confiamos en que una vez que analicemos los datos que nos va a facilitar la Municipalidad de Lima vamos a reforzar el proceso de fiscalización [a las inmobiliarias]. De hacerlo, no tendría sentido mayor restricción [para la construcción de vivienda social en algunos distritos]. En realidad, no encontramos un sustento en esa restricción en este momento.
— Después de lo ocurrido con el RIZ de Lurín, parecía que las cosas caminaban mejor. ¿Por qué hemos vuelto a esta suerte de conflicto?
Lo que nos manifestó la municipalidad es que ellos habían coordinado con una gestión anterior del ministerio. Pero particularmente no teníamos conocimiento de los detalles de la ordenanza. [...] Como instituciones, tenemos que buscar siempre el diálogo y estamos acelerando para que podamos tener resultados en estas semanas que quedan de gobierno.
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— ¿Cuáles deben ser las prioridades de su sucesor?
El reglamento de la Ley de Desarrollo Urbano Sostenible [aprobada en comisiones y pendiente en el pleno]. Las normas en sí mismas no van a dar resultados si no hay la gestión que las implemente. Del lado de agua y saneamiento, la brecha también es bien grande. Tenemos más de tres millones de peruanos sin acceso al agua. Es algo que también necesita impulsarse.
— ¿Cuándo podríamos ver una ciudad diferente?
Las ciudades que vemos como modelo, Ámsterdam o Curitiba, tardaron unos 20 años en cambiar su dinámica de crecimiento. Tenemos la responsabilidad de trabajar de gobierno a gobierno. No se puede iniciar un período y replantear todo lo que se avanzó en el anterior.
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