Ubicado sobre la Estación Central del Metropolitano, el Paseo de los Héroes Navales, que rinde homenaje a valerosos caballeros que defendieron al Perú en la Guerra del Pacífico, es el principal acceso al Centro Histórico de Lima. Seis obras artísticas decoran este espacio de alto valor simbólico y patriótico.
Se trata de las esculturas de bronce llamadas ‘La yunta’ y ‘Las llamas’. Además, en la zona central se observan cuatro esculturas de hierro fundido: dos aves fénix, un tigre y un león. Estas obras, declaradas como Patrimonio Cultural de la Nación, fueron restauradas en enero por Prolima, el órgano de la Municipalidad de Lima (MML) a cargo de recuperar el valor cultural del centro histórico.
Luis Martín Bogdanovich, gerente de Prolima, declaró a El Comercio sobre el objetivo de este trabajo. “Buscamos recuperar los valores plásticos y artísticos originales de las esculturas para garantizar su conservación. La restauración consistió en una limpieza superficial y el retiro de capas de barniz que fueron colocadas cuando empezó la construcción de la Estación Central del Metropolitano. Las esculturas de aves y felinos recibieron un tratamiento especializado que contrarreste la corrosión del hierro”, explica.
“En el caso de ‘La yunta’ y ‘Las llamas’, completamos las piezas de bronce que se desprendieron debido a que algunas personas se subían a ellas”, agrega Bogdanovich. Por esta razón, Prolima sembró arbustos de la especie carissa grandiflora alrededor de ambas figuras, creando así un cerco vegetal.
Estas obras forman parte de las 91 esculturas del centro histórico que fueron declaradas Patrimonio Cultural de la Nación por el Ministerio de Cultura en 2018. “En el 2024 concluiremos con la restauración del 100% de las esculturas”, asegura el gerente de Prolima.
Fue el costo total de la restauración de las seis esculturas: 'La yunta', 'Las llamas', el león, el tigre y las dos aves fénix.
Forjadas en hierro y bronce para adornar a Lima
Las esculturas de aves y felinos provienen originalmente de la portada del restaurante del antiguo zoológico que albergó el Parque de la Exposición a principios del siglo XX. En setiembre de 1909, el italiano Ángel Bertolotto recibió la autorización para instalar un restaurante de lujo en el flamante zoológico, que fue inaugurado en 1910. Un año después, concluyó la construcción de la portada que adornaba la entrada al restaurante.
Fue allí donde se instalaron las cuatro esculturas de hierro elaboradas por la fundición francesa Val d’Osne. Charles Valton fue el autor de las figuras del león y el tigre; Henri Jacquemart creó las esculturas de las aves fénix.
En 1945, debido al traslado del zoológico y la demolición de su restaurante, las esculturas de aves y felinos que adornaban la portada fueron trasladadas a los pedestales que el municipio instaló en los jardines del flamante Paseo de la República (actual Paseo de los Héroes Navales).
Por su parte, las esculturas de bronce de ‘La yunta’ y ‘Las llamas’, fueron gestadas y financiadas por la colonia china en el Perú, como obsequio por el cuarto centenario de fundación de la capital en 1938.
“La razón de este regalo es el vínculo entre la ancestralidad de la cultura china y la cultura peruana acerca de la importancia del trabajo”, sostiene Bogdanovich.
Conservarlas en buen estado depende de todos los limeños
El Paseo de los Héroes Navales es con frecuencia el epicentro de las protestas en Lima. Lamentablemente, en más de una ocasión, algunos manifestantes han dañado las esculturas.
Por ello, Prolima ha elaborado una estrategia para proteger estas obras. “Cada vez que se convoque una protesta, una cuadrilla saldrá a resguardar las esculturas. Se suelen envolver en papel film o armar cercos completos de protección. Luego de las marchas, se hará un monitoreo para revisar su estado y aplicar cualquier acción de ser necesaria”, explica Bodanovich.
El gerente de Prolima también señala que las decenas de jóvenes que se reúnen por las noches a bailar en el Paseo de los Héroes serán aliados del equipo de Prolima para proteger las esculturas.
Bogdanovich subraya que la labor de conservación y restauración de Prolima necesita el compromiso de los ciudadanos para proteger la riqueza cultural de nuestra ciudad que atesora el centro histórico.
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