Aunque en las últimas semanas se ha reportado un descenso de muertes por COVID-19 en el país, todavía no se conoce el impacto real de la pandemia en las defunciones acumuladas. Hasta el 15 de octubre, se reportan 12.926 muertes sospechosas en el Sistema de Vigilancia Epidemiológica del Centro Nacional de Epidemiología, Prevención y Control de Enfermedades (CDC) del Minsa, que sumarían con los casos confirmados un total de 46.574 personas fallecidas por este virus en el Perú.
MIRA: Minsa seguirá usando cuestionados fármacos para casos ambulatorios y leves
El viceministro de Salud Pública, Luis Suárez Ognio, informó que se trata de pacientes que fallecieron con la sintomatología similar a la infección causada por el Sars-Cov-2, cuadro clínico de enfermedad respiratoria severa, pero que no tuvieron un test positivo. “Se necesitan ver sus historias clínicas, imágenes radiográficas, entre otros. Estamos en el proceso de evaluación en las regiones”, dijo ayer en conferencia de prensa.
De confirmarse estos casos se trataría de una cifra abrumadora que incluso sigue teniendo un importante desfase respecto a lo registrado en el Sistema Nacional de Defunciones (Sinadef): 74.075 muertes por COVID-19. Es decir, casi 30 mil muertes más a comparación de lo registrado en el CDC (entre sospechosos y confirmados).
De acuerdo con Suárez Ognio, diferencia de cifras entre los dos sistemas responde al mecanismo que se utiliza para el registro de casos: en el Sistema de Vigilancia Epidemiológica ingresan las notificaciones inmediatas que realizan los profesionales de salud, mientras que Sinadef recoge los certificados de defunción. Según dijo, el segundo contiene información “cruda, global y sin depurar” que no toma en cuenta las pruebas de laboratorio. Lo que sigue es comparar la información de los dos sistemas para unificar criterios.
“En el sistema de vigilancia tenemos confirmadas 33.648 casos que cumplen los criterios internacionales para atribuir un fallecimiento al COVID-19. Es decir, tienen una prueba molecular de PCR positiva”, señaló.
De las muertes sospechosas, las regiones con más casos son Lima Metropolitana (3.121 casos), Piura (1.909), Loreto (1.365) y Callao (1.108).
Cuando se culmine la evaluación, sería la tercera vez que el Minsa incrementa casos al número acumulado. El 22 de julio pasado, la ministra Pilar Mazzeti reconoció el desfase y añadió 3.688 personas fallecidas al conteo de defunciones confirmadas luego de analizar 20 mil casos de posibles desde marzo hasta finales de junio. Al mes siguiente, el 14 de agosto, se agregaron otras 3.658 muertes tras revisar data registrada hasta el 17 de julio.
Exceso de mortalidad
Otro indicador para acercarse al impacto de la pandemia es el exceso de mortalidad, que mide el total de fallecidos por cualquier causa en el país. De acuerdo con Suárez Ognio, el promedio semanal antes de la llegada del COVID-19 era de 2.000 muertes. El pico máximo se alcanzó la última semana de julio con un tope de casi 7.000 muertes, más del triple de lo normal.
Desde entonces, se ha registrado una caída sostenida hasta llegar a una brecha de alrededor de 1.000 defunciones en exceso por semana. El promedio nacional reporta una caída de 26.8% en el exceso de mortalidad en las últimas cinco semanas.
Sin embargo, en Lima Metropolitana no hay descenso desde octubre. “Habitualmente se presentan alrededor de 500 muertes semanales y ahora estamos en 1159. En las dos semanas hay una línea horizontal y eso un llamado de atención para Lima”, dijo.
El largo trabajo de sincerar cifras
Para Augusto Tarazona, presidente del Comité de Salud Pública del Colegio Médico del Perú, uno de los motivos del desfase son los cambios en el criterio para identificar casos de muerte por coronavirus desde que empezó la pandemia. “La definición de fallecidos ha ido variando en el tiempo. Algunos médicos consignaban causa de muerte bajo determinados conceptos que han ido cambiando. Como la data no se ha trabajó homogéneamente desde el principio tenemos pacientes con diferentes características como muerte por COVID-19”, dijo a El Comercio.
En su opinión, la evaluación posterior ayudará a acercarse a una cifra real; pero posiblemente habrá casos sin confirmar. “En Sinadef se ha consignado como muertes por COVID-19 de personas con diagnóstico que murieron por otras razones. Por esa complejidad será difícil tener un acuerdo al 100%”, agregó.
Con él concuerda el médico Percy Mayta, director de Gestión de Proyectos y Promoción de la Investigación de la Universidad Científica del Sur, quien sostiene que el trabajo de revisión podría durar varios años. De hecho, indica que para conocer cifras finales de muertes por la gripe AH1N1 las investigaciones tardaron al menos cuatro años.
“El proceso de revisión de historias clínicas y de limpieza de datos no es automático. La depuración también incluye control de calidad, pedirlo al momento no es posible porque significaría que epidemiología se dedique a eso en lugar de la vigilancia”, agregó.
Según explicó a este Diario, el desfase también tiene que ver con la digitalización de los certificados de defunción. “Los certificados impresos son procesados y enviados a un área de epidemiología antes de consignarse. El exceso de muertes refleja también al grupo de gente que fallecieron porque la situación actual generó que no tengan una atención adecuada, como los pacientes con tuberculosis, cáncer, diabetes. No todo es por culpa del COVID-19 aunque epidemiología lo registra como coronavirus si tiene el test positivo”, dijo Mayta.
De acuerdo con el doctor Luis Rodríguez Benavides, director del CDC, en unos días se tendrá el resultado de la reclasificación de los 12 mil casos sospechosos.