Rodrigo Cruz

Por un lado, una candidata apela al “fraude en mesa” y busca revertir el resultado electoral con recursos legales. Su contendor, quien lleva la ventaja en las urnas, se proclama vencedor sin que termine el conteo oficial de votos.


En tanto, las calles de la capital son escenario de la división generada a raíz de la contienda electoral y que se ha ido intensificando en los últimos días. Este es un reportaje gráfico sobre la polarización que tiene como epicentro Lima.


Rodrigo Cruz

Al tiempo que las autoridades sanitarias llaman a la prudencia a la población y a la no convocatoria de movilizaciones por la detección en el país de la variante Delta del COVID-19, más conocida como la variante de la India, en las calles de Lima sucede lo contrario. Miles de simpatizantes, tanto afines a la candidatura de Pedro Castillo como la de Keiko Fujimori, han salido a manifestarse ya no solo en respaldo del candidato de su preferencia, sino para rechazar que la opción contraria llegue a la presidencia. En un escenario de polarización que se ha intensificado en la capital una semana después de las elecciones.

Por segunda vez, el Ministerio de Salud tuvo que suspender la atención en el vacunatorio del Campo de Marte, en Jesus María. La razón: las calles colindantes fueron tomadas como punto de encuentro por los simpatizantes de Fujimori de diferentes edades, quienes llegaban con camisetas rojiblancas, banderas peruanas y pancartas con frases como “No al comunismo”, “Con mi voto no te metas”, “No al fraude” y “Viva la democracia”. Este sábado se realizó su última gran concentración. Además de fujimoristas, también acudieron figuras de partidos políticos como el APRA, PPC y Renovación Popular.

Ese sábado, los manifestantes caminaron hasta el frontis del Palacio de Justicia, lugar que tomaron como última parada. Allí escucharían, horas después y en un estrado acondicionado en una móvil, a Fujimori, quien les reiteró que en estas elecciones la agrupación de Castillo había cometido irregularidades en las mesas de sufragio y que no iba a descansar hasta que se contara el último voto. Todo esto ante un público exaltado que aprobaba cada una de sus palabras.

“No vamos a permitir que Perú se convierta en una Venezuela chavista”, vociferó Fujimori. “Lo importante aquí es que ustedes no se rindan, ¿se van a rendir?”, les preguntó la candidata a los presentes que le respondieron al grito de “No”. “¿Se van a rendir?”, volvió a preguntar esta vez más enfática y obtuvo la misma respuesta. Minutos después, se bajó del escenario y se retiró entre vivas y aplausos de sus simpatizantes que rodearon el vehículo que la había traído.


Más temprano, un grupo de esa marcha avanzó por el Jirón Lampa con dirección al Jurado Nacional de Elecciones (JNE). Allí se encontraron con los simpatizantes de Pedro Castillo que estaban reunidos, algunos desde la noche anterior, en el frontis de esa entidad. Los dos grupos intercambiaron insultos y arengas. Si no se registró un enfrentamiento, se debió a que la policía había hecho un cerco de seguridad entre ambos bandos. Unos cuantos negocios de la zona prefirieron cerrar más temprano por precaución ante un posible conflicto.


Castillo, a diferencia de Fujimori, había dicho que no se iba a sumar a ninguna manifestación y desde el local de Perú Libre, en el Paseo Colón, hizo un llamado a la calma a sus seguidores y les pidió no caer en provocaciones. Ese sábado también los simpatizantes de Castillo estaban concentrados en la Plaza San Martín (a unas cuadras del JNE) bajo dos consignas principalmente: defender, lo que consideran, la victoria asegurada de su candidato y, sobre todo, rechazar la solicitud de Fujimori de anular 802 mesas de sufragio (un aproximado de 200 mil votos). Si estaban afuera del JNE, decían, era para vigilar que se respetara cada uno de sus votos ante los intentos de “fraude” del fujimorismo para “robarles” la elección.

Lima no había sido una plaza favorable para el candidato Castillo (el 65% del electorado votó por Fujimori). Pero ese día, llegaron delegaciones de Apurímac, Puno, Ayacucho, etc, lugares donde el candidato de Perú Libre obtuvo ventaja. Los simpatizantes de Castillo, llevaban banderolas y pancartas que ya daban a su candidato ganador de la presidencia (al 99.93% de actas contabilizadas, Castillo va ganando la contienda por 0.28% frente a Fujimori, con una diferencia de poco más de 49 mil votos) y acusaban de corruptos a los representantes del partido rival.

Lo visto ese sábado es una representación de la polarización que se ha ido acentuando a medida que las autoridades electorales terminan de definir quién será el nuevo presidente del país.

En un inicio, los primeros en pronunciar “fraude” fueron los simpatizantes de Perú Libre cuando el flash de boca de urna, del domingo de las elecciones, los posicionaba en el segundo lugar. Ahora, son los fujimoristas y sus aliados los que han tomado esa bandera. Al punto que sus simpatizantes más enardecidos acusan como responsable al presidente del JNE, Jorge Luis Salas Arenas, y han ido hasta su domicilio para protestar en una grave muestra de intolerancia.

El martes, 48 horas después de la segunda vuelta, Castillo se presentó como vencedor de la contienda electoral desde el balcón de su local partidario ante el beneplácito de sus seguidores. “Seremos un gobierno respetuoso de la democracia, de la Constitución actual y haremos un gobierno con estabilidad financiera y económica”, dijo el candidato. La declaración fue furiosamente rechazada por los simpatizantes de Fujimori en las redes sociales.

Una muestra de las consecuencias del discurso violento que se vive en estos días ocurrió el miércoles por la tarde. Un grupo reducido de simpatizantes de Perú Libre pasó cerca de la concentración fujimorista en el Campo de Marte y lanzó arengas a favor de su candidato. Tuvieron que meterse al interior de una coaster para que la turba no los agrediera. La policía intervino y replegó a los manifestantes que vociferaban: “no al comunismo”. Ese día, Fujimori anunció la presentación de sus 802 pedidos de nulidad ante la justicia electoral.

La crispación política, contaminado también por noticias falsas que se expanden en redes sociales, viene escalando en la capital. Ambos grupos se acusan de no respetar el proceso electoral. Al tiempo que las autoridades electorales continúan con el conteo de los votos y al tiempo también que las autoridades sanitarias intentan persuadir a la población y a los políticos que prioricen la salud pública. Y así evitar un repunte de contagios en este país que registra la mayor tasa de mortalidad per cápita del mundo debido al COVID-19.

Créditos
TEXTOS / Rodrigo Cruz. FOTOS / César Bueno, Giancarlo Ávila, César Campos, Joel Alonso, Renzo Salazar, Carlos Hidalgo, EFE y Reuters.
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