Hace medio siglo, el 16 de diciembre de 1969, el entonces alcalde de Lima, Luis Bedoya Reyes, inauguró los puentes Ricardo Palma y Andrés Aramburú, ubicados en las intersecciones de las avenidas de los mismos nombres con Paseo de la República (renombrada desde abril de 2019 como avenida Luis Bedoya Reyes) entre los distritos de Miraflores y Surquillo.
El exalcalde y líder histórico del Partido Popular Cristiano (PPC) había entrado al cargo en enero de 1964 y según relató hace unos años en una entrevista a El Comercio, se planteó revisar las propuestas y proyectos pendientes que trataran directamente las necesidades de la ciudad, una de las más urgentes era el transporte urbano. Lima era en ese momento una urbe de solo dos millones y medio de habitantes.
Bedoya dijo que le llamó la atención particularmente el proyecto del arquitecto peruano Ernesto Aramburú Menchaca. Aramburú planteaba hacer una Vía Expresa para el pase vehicular en la ruta del ferrocarril Lima-Chorrillos. El tranvía había sido un medio de transporte efectivo durante el siglo XIX pero fue clausurado a mediados de la década de 1960.
La propuesta de Aramburú, ahora tomada por Bedoya, le generó ácidas críticas y sus detractores le increparon que su Vía Expresa dividiría en dos la ciudad, de un lado estarían los distritos de La Victoria y Surquillo y del otro Miraflores y Barranco. La idea además, provocó fricciones dentro de la alianza política que lo había llevado al poder por el hecho de que le pertenecía a alguien externo.
Ya para ese 16 de diciembre de 1969, los trabajos en el “zanjón” tenían dos años y ya habían entregado una primera etapa entre el Óvalo Grau en el Centro de Lima y lo que hoy es Canaval y Moreyra en San Isidro. La construcción de la segunda etapa inició en 1969 y comprendía el tramo restante hasta Barranco. Bedoya al final de su periodo entregó obras hasta la altura de Angamos.
Es así que a solo días de dejar el cargo, el exalcalde participó esa mañana de diciembre de una ceremonia sencilla de inauguración del puente Andrés Aramburú, junto a Gracia de Dammert, esposa del entonces alcalde de San Isidro, Augusto Dammert León. Además, estuvo presente Ernesto Aramburú Menchaca, quien era alcalde de Miraflores y a quien Bedoya considera el verdadero padre de la vía Expresa.
El nombre del puente precisamente iba en honor al linaje de Ernesto. El arquitecto era pariente no de uno sino de tres homónimos por ambos nombres y el primer apellido: su abuelo Andrés Avelino Aramburú Sarrio, su padre Andrés A. Aramburú Salinas y su hermano Andrés A. Aramburú Menchaca.
La nota de portada del día siguiente de El Comercio, reseña que antes de cortar la cinta en Aramburú, Bedoya inauguró el Puente Ricardo Palma que enlazaba Miraflores y Surquillo. Estuvo acompañado por la regidora de Miraflores, Mery Stuart de Rojas. Bautizado con el nombre del más famoso tradicionalista peruano, el nuevo paso tenía 50 metros de largo por 27 de ancho, seis carriles para el tránsito vehicular y dos veredas para peatones a los lados. Detalle extra es que la construcción había sido posible con el aporte de S/13 millones 770 mil de la Municipalidad de Miraflores y S/3 millones 700 de Surquillo.
Estos puentes fueron una de las últimas obras en la vía Expresa que pudo concretar la gestión de Luis Bedoya Reyes. La vía se había inaugurado inicialmente con cinco puentes.
—Las historias de hoy—
A uno metros de donde hace 50 años Bedoya Reyes inauguró el Puente Aramburú, Kathy Lecca Ramírez, de 32 años, acomoda algunas golosinas y ordena los diarios que vende en un puesto en la intersección de Paseo de la República con Aramburú. Kathy recuerda que fue su abuelo Dionisio Ramírez quien se asentó en este lugar hace 60 años, cuando aún cruzaba el tranvía donde hoy pasa la vía del Metropolitano. Dionisio, relata su nieta, vivía en el distrito de Villa El Salvador y llegaba hasta esta zona a diario a vender periódicos.
El negocio avanzó y su familia fue creciendo y viviendo junto a los cambios en la Vía Expresa. Luego su madre Milagros Martínez se hizo cargo del puesto, que hoy luce como un bazar al paso. Kathy y sus otros hermanos empezaron a trabajar aquí cuando eran adolescentes pero ella fue quien finalmente se quedó en el negocio familiar.
"El cambió más importante que recuerdo fue el Metropolitano porque cambió toda la dinámica, desaparecieron las antiguas líneas de buses y los paraderos. Aquí había una escalera que bajaba a la Vía Expresa y teníamos más clientes. Ojalá hubieran hecho la entrada del Metropolitano un poco más cerca de mí”, bromea.
Al lado de Kathy, el señor Sacarías Huamán Bendezú también un trabajador formalizado por la Municipalidad de Surquillo, vende chicha, tortas, alfajores, kekes, empanadas y alfajores en una pequeña carretilla blanca frente a la sede de la Comunidad Andina. Sacarías comenta que los trabajadores viven preocupados por la alta tasa de accidentes vehiculares en esta intersección. Se acerca hasta el cruce y señala la pintura borrada del pase peatonal y el semáforo sucio.
“Yo que estoy aquí todo el día le puedo decir que aquí hay mucha congestión y accidentes. Por eso sacaron la caseta de policías. Ojalá que luego que publiquen esto vengan a pintar no se van a gastar mucho”, dice Sacarías.
En la misma Vía Expresa, a unos metros del puente unos 70 trabajadores apuran el paso para la entrega de las nuevas rampas de subida y bajada entre Aramburú y Domingo Orué. El ingeniero a cargo dice que deben terminar en una semana y que solo se retrasaron por la pausa por los Juegos Panamericanos. La Municipalidad de Lima ha invertido en la obra S/11 millones.
Las obras han hecho que se corte el pase vehicular por la vía auxiliar de norte a sur entre Aramburú y Domingo Orué. Los autos congestionan aún más las vías auxiliares.
En el puente Ricardo Palma, el señor Rodrigo Cerrón que vende en un puesto cerca al Mercado de Surquillo recuerda las épocas en que el tranvía pasaba por la zona y se sorprende que este puente cumpla ya 50 años. “Los tiempos avanzan”, dice y confiesa que espera que en 50 años alguien también lo recuerde como parte de esta historia.
* Con fotografías del Archivo Histórico de El Comercio.