Hace 272 años no ocurre un sismo de gran magnitud frente a las costas de Lima. Este silencio sísmico hace prever al Instituto Geofísico del Perú (IGP) que en esta zona se viene acumulando energía en las placas tectónicas. Ante una situación así, el desastre sería inminente.
Según estimaciones del Instituto Nacional de Defensa Civil (Indeci), un terremoto de 8,8 grados en la escala de Ritcher, dejaría en la capital 110.313 fallecidos, más de 2 millones de personas heridas y 353.497 viviendas destruidas.
El sismo de 5,5 grados ocurrido ayer en Mala, Cañete, y sentido en varios distritos de Lima Metropolitana puso en alerta de nuevo a la población. Esto pese a que no se reportaron víctimas ni hubo más daños que caídas de piedras.
La pregunta que surge es, más allá de la conciencia del peligro, ¿existen mecanismos de prevención ante desastres naturales y disposición de ponerlos en práctica?
En febrero del 2011, el Gobierno creó el Sistema Nacional de Gestión del Riesgo de Desastres (Sinagerd) para coordinar la prevención y respuesta ante las situaciones de emergencia.
Esta institución divide los protocolos de prevención y respuesta en dos organismos: el Centro Nacional de Estimación, Prevención y Reducción del Riesgo de Desastres (Cenepred), encargado de la gestión preventiva y correctiva; y el Indeci, que asume la gestión de preparación, respuesta y rehabilitación.
El general Jorge Chávez, jefe del Indeci, explica que, ante un sismo, el Indeci no solo opera de forma reactiva coordinando las acciones de emergencia para atender las zonas afectadas, sino que también se encarga del entrenamiento, equipamiento y formación de las brigadas antes que ocurra una emergencia.
Sin embargo, Chávez indica que la población vive en un largo letargo. “Solo el 30% participa en los simulacros. Debemos internalizar la preparación ante emergencias, pues estamos expuestos a diferentes fenómenos naturales”, precisó.
Para Gilberto Romero, presidente del directorio del Centro de Estudios y Prevención de Desastres (Predes), se debe fortalecer al Cenepred para que tenga oficinas en cada localidad y contribuya a mitigar los peligros en la ciudad. “Es necesario reducir la vulnerabilidad de quienes viven en casas en mal estado”, dijo Romero.
—Mala construcción—Miguel Estrada, director del Centro Peruano Japonés de Investigaciones Sísmicas y Mitigación de Desastres (Cismid), precisa que el principal problema para la prevención de desastres en Lima es la informalidad en la construcción.
“Las municipalidades no tienen capacidad para fiscalizar edificaciones que no fueron supervisadas por un ingeniero o en las que no se tomaron en cuenta las condiciones del suelo”, dijo.
El año pasado, El Comercio denunció la existencia de un edificio de siete pisos con menos de dos metros de ancho en la cuadra 9 de la avenida Abancay.
Pese a que cinco de sus plantas fueron construidas sin autorización, dentro funcionaban almacenes y oficinas. Ante un sismo, esta construcción colapsaría.
En setiembre del año pasado, la Municipalidad de Lima clausuró el edificio y pidió que el Poder Judicial ordenara su demolición.
Sin embargo, comerciantes de negocios aledaños señalaron ayer a El Comercio que por las noches ingresan al edificio trabajadores para dejar y retirar mercancía. Mientras se espera el fallo del juzgado civil que ve el caso, cientos de vidas se siguen exponiendo.