En plenas fiestas de Navidad y Año Nuevo del 2021, el titular del Ministerio de Transportes, Juan Francisco Siva, publicó en El Peruano una resolución que permite a cualquier persona, con solo firmar un padrón, hacer taxi colectivo. El padrón lo hará Sutrán, que pasa de ser fiscalizador a convertirse en la entidad que autoriza a los colectiveros a operar.
Ocurrió anoche, 27 de diciembre a las 10 p.m., cuando por medio de una resolución se autorizó el empadronamiento de los taxis colectivos, basándose en la Ley 31096, que establece la formalización del transporte terrestre de pasajeros en taxi colectivo en todo el país, con exclusión de Lima y Callao. De esta manera, cualquier chofer podrá realizar este servicio con sola una firma.
Nota original
El servicio del taxi colectivo nació como una respuesta al caótico sistema de transporte en el país, sin embargo, su propagación se salió de control con graves consecuencia para la seguridad vial. Para dar un ejemplo: a los primeros tres días de que el pleno del congreso aprobara su formalización murieron 21 personas en choques y atropellos causados por estos vehículos. Este servicio, además, ha terminado invadiendo rutas donde sí existe una oferta formal de transporte.
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Ahora, el Ministerio de Transportes (MTC) está a un paso de reglamentar la ley que los formaliza. La Sutrán, cuya jefa duró apenas 5 días en el cargo, se llegó a reunir dos veces con colectiveros informales -en discretas reuniones de madrugada- con quienes acordó una amnistía de papeletas, revalidar brevete sin exámenes para los choferes de más de 55 años y sentar las bases para su formalización, como se informó en este reportaje.
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Expertos en materia urbana sostienen que legalizar el taxi colectivo no es una solución, pues alrededor de este negocio hay siete factores que lo convierten en una actividad altamente peligrosa: no son fiscalizados por la autoridad al no tener distintivos que permitan detectarlos en las carreteras, lo que explica que tampoco hay control sobre las horas de sueño de sus choferes -que pueden trabajar hasta 16 horas consecutivas-; no tienen GPS ni control de velocidad (a diferencia de los buses formales), no tienen rutas definidas ni paraderos autorizados, no tributan y, además, su rentabilidad depende de la velocidad y de llenar todos los asientos del vehículo, una combinación peligrosa para los pasajeros.
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Algunas rutas del taxi colectivo han sido tomadas por mafias del cobro de cupos. El principal ejemplo es la red de colectiveros de la avenida Arequipa y que continúan por las avenidas Garcilaso y Tacna hasta San Juan de Lurigancho, como se muestra en este reportaje de la campaña #NoTePases de El Comercio:
En la mayoría de rutas del taxi colectivo, los choferes se organizan en grupos de WhatsApp para evadir operativos e incluso organizarse para invadir paraderos.
CONVERSACIONES REALES
El chat denominado “Unión Colectiva” está formado por choferes que parten del cruce de las avenidas Abancay con Nicolás de Piérola, frente a la propia Corte Superior de Justicia, y van hasta el Callao por la avenida Colonial. Estos conductores, hasta enero del 2021, operaban protegidos por una red de policías que les anulaban las papeletas a cambio de dinero. Desembolsaban menos de S/200 por cada papeleta grave de S/4.300 a través de suboficiales que operaban en complicidad con civiles. El 13 de enero del 2020 fueron detenidos ocho policías y tres civiles.
El chat denominado “Alertas en los conos” está integrado por conductores del taxi colectivo que circulan por toda la carretera Panamericana Norte, entre la plaza de toros de Acho hasta Puente Piedra, a la altura de la zona conocida como El Caliche.
El chat denominado “Alertas en la ruta” integra a choferes que realizan recorridos en la zona central y sur de Lima, principalmente, desde el final de la avenida Arequipa (Miraflores) hasta el límite del Rímac con San Juan de Lurigancho. También aquellos que realizan la ruta comprendida entre Chorrillos y el Cercado de Lima por la Costa Verde, la vía Expresa y el jirón Lampa.