Liberar los nudos de la memoria, recuperar la información perdida. Tras meses de espera a causa de la pandemia, la exposición histórica “Khipus. Nuestra historia en nudos”, dedicada a explorar el milenario sistema de cuerdas anudadas utilizadas en el registro de información contable y narrativa en los Andes, abrió sus puertas al público visitante del Museo de Arte de Lima en noviembre del 2020. Con aforo reducido, como dictan los protocolos de bio-seguridad, destacó tanto que ahora Google Arts and Culture la difunde de manera virtual.
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El recuerdo que tenemos del quipu de nuestras clases de colegio tiene que ver con un sistema de información olvidado, lleno de cabos sueltos. Para el arqueólogo Julio Rucabado Yong, Curador Asociado de Arte Precolombino en MALI, esta muestra pretende acabar con tantas versiones equivocadas e iluminar lo que para muchos peruanos resulta un misterio irresoluble. En efecto, para el colaborador del equipo de curaduría liderado por Cecilia Pardo, estamos frente a un sistema portable de registro, tanto de información numérica y cuantitativa, como también de información narrativa e histórica.
“Todo ello ya los cronistas nos lo contaban en el siglo XVI”, señala el experto de la Universidad Católica. Así, parte de las grandes preguntas que dirigieron la investigación de la muestra tienen que ver con no solo refrescar las viejas nociones que el público pueda tener sobre los quipus, sino también mostrarles cómo pueden leerse y revelar cómo su uso no terminó en el Incario sino que nos han acompañado hasta hoy en las comunidades andinas, aunque ya no con las mismas funciones o complejidad con los que se utilizaron hace 500 años.
Uno de los quipus más representativos de la muestra pertenece a la colección de la Fundación Temple Radicati, protegida por la Universidad Nacional Mayor de San Marcos (Carlo Radicati fue uno de los primeros investigadores y coleccionistas de quipus en el Perú). El objeto no solo impresiona por su presencia y tamaño, sino que el fechado radiocarbónico que arrojan los estudios ha arrojado información reveladora: se trata de un quipu utilizado en pleno siglo XVII. “Esto nos demuestra que los quipus tuvieron una larga duración, incluso después de los incas”, explica Rucabado.
“En el estado actual de la investigación, sabemos que la tradición tecnológica de los quipus empieza en el periodo de la cultura Wari (siglo VII al XI d. C). Sin embargo, esta tradición es completamente diferente a la que conoceremos en el periodo Inca, y más tarde en la colonia”, explica. En efecto, si bien se utiliza el mismo tipo de materiales: algodón o lana de camélido, en aquellos primeros quipus las cuerdas que penden de una principal llevan nudos de una forma simple, siendo el color utilizado lo que aparentemente marcan el sentido de la información. Asimismo, el sistema matemático wari utiliza la base cinco, mientras que los Incas desarrollaron una contabilidad de tipo decimal, aplicada a toda la administración jerárquica del imperio.
Un libro de contabilidad
Ni ábaco ni código ISBN: Para imaginarnos más claramente la función de un quipu, el arqueólogo del MALI utiliza la imagen de un libro de contabilidad, donde se establece en orden el debe y el haber.
Para el experto, la muestra nos permite además reposicionarnos en el mundo. “Pensamos que en la civilización andina nunca se desarrolló la escritura, lo cual ha llevado a hacernos creer que fuimos una civilización menos desarrollada que la occidental. Pero lo que tenemos aquí es lo mismo que sucedió en China, en Mesopotamia y en la India, cuando los Estados y los primeros imperios comienzan a emerger”, señala Rucabado.
Es la necesidad de llevar el registro de lo que se produce, almacena y se distribuye. “Tanto la escritura como un sistema tipo quipu lo que hace es responder a esa necesidad de un Estado o un Imperio”, explica. Así, los quipus son una forma de escritura sin palabras ni papel, que combina la experiencia táctil y visual para codificar y decodificar significados.
Una segunda sección de la muestra nos permite descubrir los diferentes atributos del quipu prehispánico. Partiendo de la idea del nudo, y de cuerdas realizadas a partir del trenzado de diferentes tipos de materiales. Los nudos pueden tener diferentes formas: simples o de diferente complejidad para distinguir cantidades del 1 al 9. También es importante la posición y la misma orientación de la torsión del nudo, sea a la derecha o a la izquierda. El color, el espacio entre grupos de cuerdas, la manera en que cada cuerda se ancla a la principal, todo ello aporta un sentido distinto.
Aproximadamente se conocen un total de mil quipus en el país. La muestra reúne 68 en perfectas condiciones de diferentes colecciones, siendo la primera vez que se reúnen para explicar su lenguaje.
Los quipus narrativos
Pero los quipus no se basaron solo en información contable. Como señala el curador de la muestra, en la época Inca, los khipukamayoc, auténticos detentores y guardianes de la “gramática” en un mundo en el que la información ya era auténtico poder, eran capaces de construir otro tipo de narrativas. En este caso, el ordenamiento de los nudos es completamente distinto, generalmente se trata de nudos simples. “Los investigadores aún tratan de entender su significación. Son otra clase de nudos, cuerdas, colores, todos estos atributos combinados te permitían, de alguna forma, guardar esa información”, dice.
La sobrevivencia del Quipu
“Básicamente, la organización social y el uso de un mecanismo como el quipu para guardar esa información en permanente movimiento lo que permitió que un imperio como el Inca se consolidara”, afirma Rucabado. “Generalmente tenemos en mente lo ritual y lo militar como las dos grandes bases de poder en el incario. Pero una tercera base muy importante tenía que ver con la organización”, explica.
Fueron los conquistadores españoles y la iglesia, quienes asumieron que los khipus podían fomentar la sedición al ser un lenguaje secreto y fueron paulatinamente eliminados de su uso público. Sin embargo, la muestra del Mali presenta cómo la continuidad de su uso pervivió hasta los tiempos republicanos, e incluso hoy de forma ritual. Para el caso de la colonia, se presenta el caso de los quipus del archivo del Santa. En su colección, Carlo Radicati incluyó en su colección un conjunto de 6 quipus que luego analizó para su tesis y los investigadores han logrado recientemente descubrir el vínculo entre la información numérica que se representa y un documento de 1670, de la zona de Corongo, en las alturas de Ancash.
“Lo que dice el documento colonial es que la comunidad de Corongo estaba dividida en dos grandes parcialidades, hanan y hurin, y cada una de ellas tenía seis ayllus, que sumaban en total 133 contribuyentes. Entonces, cuando se ha visto la distribución de las cuerdas en estos seis quipus, puede verse que en todos ellos hay grupos de seis, y cuando sumas todos, te da el mismo números de comuneros que se menciona en el documento”, afirma.
Esta es una de las claves que nos permite afirmar que en los quipus no solamente los nudos, sino los colores y la distribución de grupos de cuerdas tenia relación con las actividades y la organización social", explica el curador.
Asimismo, en la muestra del MALI se presentan otros quipus de inicios de la República. Una investigación realizada por José Carlos de la Puente en las alturas de Calca, en Cusco, en quipus de la comunidad de Ttio, en los que se registraban los nacimientos y muertes en el pueblo en cada año. En algunos quipus que utilizaban, las cuerdas de color indicaban las categorías (niños, niñas, viudos, viudas etc) y los nudos contaban los meses y días de la semana, reservándose los lazos para señalar el domingo. Con ese sistema se llegaba a anotar el día preciso en que una persona había muerto, por ejemplo.
“Sabemos que en el siglo XX, las comunidades ganaderas principalmente seguían utilizando este sistema. Pero cuando José Carlos de la Puente y yo regresamos el año pasado a la comunidad de Ttio, pensando que podían conservarlo aún, nos dimos con la sorpresa que, lamentablemente, ya nadie los tenía. El teniente gobernador de la comunidad los recordaba cuando era niño. Eran los administradores que tenían relación con la iglesia católica en la parroquia local utilizaban quipus para registrar información sobre la vestimenta de los santos, o cuestiones de la organización religiosa. Pero hoy en día la iglesia está abandonada y la comunidad profesa un culto diferente. Así, cuando se abandonan los santos, posiblemente también se destruyeron los quipus”, lamentó.
Otra pieza muy interesante es una “tabla quipu”, fechada en 1800, proveniente del pueblo de San Francisco de Mangas, siendo la primera vez que se exhibe en acuerdo con este pueblo en Ancash que lo considera un patrimonio cultural local. Se trata de una tabla de madera, con más de 200 perforaciones, sobre la que se ha pegado un papel donde se ha escrito el nombre de los comuneros empadronados. Por los agujeros se atraviesa cuerdas con nudos de colores. “Esta es una especie de “objeto híbrido”, entre los padrones que usaban los religiosos mercedarios y el sistema andino de cuerdas anudadas. En la obra “Trujillo del Perú” (1785 aproximadamente) vemos el uso de una tabla similar por la autoridad eclesiástica”, señala.
Otro caso importante es el uso de los quipus patrimoniales que se encuentran en las zonas altas del departamento de Lima, como en las comunidades de San Andres de Tupicocha o Rapaz, donde las comunidades lo utilizan como un símbolo de identidad. “Hablamos de una tradición que aún pervive en estas comunidades, pero sometida a cambios. La importancia de los quipus ahora se basa en su importancia simbólica y patrimonial. Su uso es ritualizado”, añade.
El MALI con distanciamiento
Seguridad: Como lo exige la actual coyuntura sanitaria, el MALI toma todas las medidas de bioseguridad pertinentes. En esta primera fase el museo atenderá tres días a la semana (martes, jueves y sábado) y solo estarán habilitados los ingresos a las salas de exhibición temporal del primer piso con aforo limitado. El ingreso será solo por la puerta principal del Parque de la Exposición (Av. 28 de Julio).
Solo muestras temporales. El acceso a otros servicios del museo, (cursos, biblioteca, auditorio, tienda y cafetería) no estarán disponibles.
Niños en casa. En cumplimiento de las recomendaciones oficiales, los menores de 12 años de edad no podrán ingresar. Se sugiere que los grupos de riesgo y los adultos mayores de 65 años permanezcan en sus domicilios.
La boletería es virtual. Compra de entradas para la muestra se realiza por la plataforma JOINNUS.
Auspiciadores. La exposición es posible gracias al apoyo de la Fundación BBVA. Cuenta con el auspicio de Everis Perú, Chazz Design Studio, Minera Bateas, Fortuna Silver Mines, Telefónica - Movistar, Instituto Cultural Peruano Norteamericano (ICPNA) y VM& estudio gráfico.
¿Cómo ver la muestra de manera virtual?
Solo ingresa al siguiente enlace de Google Arts and Culture.
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Casa Museo Ricardo Palma reabre sus puertas
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