Todo lo que yo sabía de “Misión imposible” es que se basa en una serie de TV, que hay explosiones, persecuciones, balazos. Y, claro, que aparece Tom Cruise para salvar el día. Todo lo descrito se corresponde al Hollywood usual, nada que no se haya visto antes. ¿Por qué molestarme en ver estas películas? Con esas ideas vi en preestreno la séptima entrega de esta saga que ya lleva 27 años en el cine.
Entré sin esperar nada, ni siquiera me importó confundirme con las referencias a cintas anteriores y, por eso mismo, tengo un punto de vista libre de los prejuicios del fanático. Por eso escribo este artículo, para los que se encuentran en similar situación de ignorancia y no se deciden en ir al cine a verla o no. Pero, sobre todo, para que sepan si la película se puede disfrutar, si es posible pasarla bien al verla sin marco de referencia alguno. Por lo pronto, les adelanto que dejé la sala sorprendido.
El agente especial Ethan Hunt (Tom Cruise) debe recuperar las dos partes de la llave cruciforme, dispositivo codiciado por múltiples potencias, incluyendo la Entidad, inteligencia artificial rebelde en camino a dominar el planeta. Para esta misión, el protagonista vuelve a contactar con sus camaradas Ilsa Faust (Rebecca Ferguson), Benji Dunn (Simon Pegg) y Luther Stickell (Ving Rhames). Además, entran a la contienda la enigmática ladrona Grace (Hayley Atwell) y Gabriel (Esai Morales), personaje clave en el pasado de Hunt.
En una industria donde cada vez se utilizan más imágenes generadas por computadora, Tom Cruise apuesta, en su calidad de productor, por ofrecer experiencias que se aproximen al Hollywood de antes. En esta película en particular, hay un salto realizado por el mismo actor, sin dobles, desde un precipicio mientras va montado en una motocicleta. Promocionado en tráilers y detrás de cámaras, la acrobacia aparece en el cine sin música de fondo. Es el silencio, el agente y el espectador testigo de la proeza que se repitió un total de seis veces hasta dar con las imágenes que, finalmente, llegan a los cines.
Por los tráilers no lo pareciera, pero “Misión imposible: sentencia mortal” tiene bastante humor. No es el humor al estilo Marvel, donde hay personajes creados específicamente para generar carcajadas o líneas de diálogo deliberadamente complicadas para entretener por su rareza. En cambio, es humor que nace de lo insólito de los hechos, sea por la reacción de quienes no están acostumbrados a vivir con amenazas de muerte (como Grace) o de quienes, a pesar de su experiencia, todavía pueden sorprenderse (como Hunt).
La película tiene mucha confianza en la historia que cuenta, pero sobre todo cómo la cuenta. Con 2 horas y 43 minutos de duración, se toma buena parte del metraje en preparar los cimientos de lo que viene después. La acción no falta en ese comienzo, pero recién la tensión sube desde el segundo acto y no para hasta el clímax del tercero. No se recomienda ir al baño en ningún momento una vez empezada, lo cual rompería el ritmo apretado de la narración. Antes de que empiece tienes que expulsar la última gota o estarás ante una… micción imposible.
Con casi tres décadas en el cine, la saga "Misión imposible" ha mostrado distintas etapas en la vida del agente Ethan Hunt, desde sus inicios en la agencia, su retiro de operación de campo hasta su situación actual, como un agente consagrado por sus méritos. No hace falta saber nada de él, porque todo lo relevante para la trama se menciona o se muestra con hechos. Eso sí, hay información nueva del pasado de Hunt que no aparece en las cintas anteriores.
La más evidente es la presencia de Eugene Kittridge (Henry Czerny), personaje de la primera película que regresa en un rol mayor. El actor hace un trabajo decente en la nueva historia, otorga peso al guion, pues a cada paso destila la energía de alguien que tiene poder y sabe cómo utilizarlo.
Por todo lo dicho anteriormente, “Misión imposible: sentencia mortal – parte 1″ es una buena película de acción. Sigue las pautas de Hollywood desde el inicio, no ofrece nada nuevo en términos generales, pero se nota el gusto con el que fue hecha. Es la prueba de que se puede reutilizar una fórmula conocida y que aun así el resultado sea satisfactorio. Incluso se le perdona que termine en un cliffhanger, porque la historia está inconclusa. Recién se conocerá el verdadero final a la lucha entre Ethan Hunt y la Entidad en “Sentencia mortal parte - 2″.
Dicho todo esto solo hay una duda: ¿La audiencia responderá con el mismo entusiasmo que los creadores?
Extra: el salto del que todos hablan
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