El pasado 18 de octubre, la BBC publicó los resultados de una encuesta a más de doscientos críticos y académicos de 43 países, para hacer un listado de las mejores series del siglo XXI. La número uno volvió a ser “The Wire” (HBO, 2002-2008), épica obra maestra de David Simon, quien se las arregló para dar forma a una saga intrincada, compleja e impredecible, sobre el narcotráfico y la corrupción de la ciudad de Baltimore.
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La noticia de la BBC ofrece una buena oportunidad para dedicar unas líneas a lo que, sin dudas, es uno de los más grandes logros de la historia del cine norteamericano. “The Wire” transformó, desde el formato de serie de TV, al cine. La única que lo ha hecho con tanta profundidad, con una disección pormenorizada de una sociedad, desde cinco capas (y temporadas): las calles, el puerto, la política, los colegios, y los periódicos.
El título “The Wire” significa “alambre” o “cable”, y hace alusión al sistema de escuchas de los policías, que deben conseguir registros de audio de los narcotraficantes. Con un estilo despojado, fotografía en clave baja, y un realismo de muchos exteriores con iluminación natural, accedemos a los días y las noches del detective McNulty (Dominic West), sus colegas, y sus contactos en el mundo del crimen.
La proeza de “The Wire” es múltiple. El alambre del título, que permite capturar la red de venta de drogas, es una metáfora de otro cableado, el que conectará las figuras más disímiles. Hay una tela de araña que conecta a los capos de la droga con los contrabandistas del puerto, pero también con los mismos concejales y políticos, con los colegiales que son captados por los narcos, y los periodistas que se relacionan con autoridades y delincuentes.
Como un Rossellini renacido en Estados Unidos, David Simon —cuyo conocimiento de las calles forjó a través de su previa trayectoria periodística— utiliza a actores no profesionales, figuras del Baltimore de la vida real, exdelincuentes retirados de las mafias y sicariatos, por lo que la serie trasunta un verismo y crudeza muy inusual. A eso se suman actores que no son estrellas de Hollywood, limpios de todo glamour.
Hay, también, una mirada minuciosa a los códigos de cada subcultura, que se superponen y dialogan en secreto, conforme el espectador deja un nivel y pasa a otro. No están romantizados ni los narcotraficantes, ni los policías, ni siquiera los adolescentes de los colegios. Y hay personajes que atraviesan todas las temporadas, van y vienen, desde McNulty, el policía descarriado, hasta Bubbles (André Royo) el indigente drogadicto.
Nada tiene posibilidad de escape en la gran ciudad. Como sistema corrupto y autosuficiente, para las autoridades se trata de mantener las estadísticas de violencia en sus cifras usuales. O jugar con los números por un momento, para ganar una elección. Las escuelas se quedan sin presupuesto, son transiciones para la delincuencia. Los políticos negocian con los policías, para no investigarse mutuamente, y salir bien en la foto.
Con “The Wire”, el cine mira hacia el formato de serie como horizonte de realización de sus mayores potencias. El aliento es épico, pero desde la lenta y cotidiana corrupción de vidas, sus poderes momentáneos, heroísmos fatuos o irrisorios, errancias y tragedias. Las poblaciones marginales terminan confinadas, removidas. Se demuelen complejos habitacionales, para hacer nuevos negocios. Pero “The Wire” queda como el testimonio casi bíblico de la gente, de unas culturas, gama multicolor de tipos humanos que hacen a Estados Unidos. “The Wire” es su violencia y su ternura. Su sonido y su furia.
Ficha Técnica:
Título original: The Wire (Serie HBO, 5 temporadas)
Género: Crimen, drama.
País y año: EEUU, 2021
Creador: David Simon
Actores: Dominic West, Idris Elba, Michael K. Williams, Amy Ryan.
Calificación: Cinco estrellas ( 5 )
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