Ganó el Premio Copé de Poesía 2021 con un seudónimo de mujer: Clarisa Acevedo. Por el nombre de su abuela y el apellido de la madre de Jorge Luis Borges, según explica Daniel Arenas, el autor. Curiosamente, “Ciertas formas del fuego”, el poemario ganador, tiene un gran número de epígrafes a lo largo de sus 30 páginas, pero ninguno de autora mujer. Un contraste que llama la atención.
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“Los epígrafes son cruciales, forman parte indesligable del libro –dice Arenas Bardales–. Todos son esenciales para el texto mismo, eso es algo que aprendí de Borges. Es una presentación de los temas, de las preocupaciones, del material con el que he trabajado. Son tan importantes como cualquier línea que haya puesto yo”.
Sobre la ausencia de mujeres en ese conjunto epigráfico en el que se reúnen Heráclito, James Joyce, Pessoa, Saint John-Perse, Luis Loayza y varios más, Arenas afirma que no fue una omisión intencional, sino que simplemente obedecen a lo que funcionaba mejor con los textos. “No creo que deba ser una guía ‘per se’ para escoger [los epígrafes]. Quiero decir, hay escritoras talentosísimas que adoro, como Marguerite Yourcenar”, aclara.
LA FAMILIA Y LOS LIBROS
“Ciertas formas del fuego” es un poemario dividido en cinco secciones. Una primera está dedicada a poemas de corte familiar. “Creo que es la parte más privada e íntima del libro, aunque también es engañosamente íntima –dice el autor–. Porque los vínculos son solo el punto de partida para llegar a algo más. No he querido que los textos se agoten en mi experiencia ni en mis propias relaciones familiares”.
Otras dos secciones del libro tienen que ver con dos clásicos literarios: por un lado, “Los miserables” de Víctor Hugo; por el otro, “Anna Karenina” de Lev Tolstói. “Creo que ‘Anna Karenina’ es la novela más perfecta que se ha escrito jamás. Solo la supera ‘Guerra y paz’. Y a ‘Guerra y paz’ solo la supera ‘Anna Karenina’”, afirma Arenas.
De hecho, el flamante ganador del Copé señala que se considera a sí mismo “más un lector que un escritor”, como lo describió el poeta Marco Martos durante el discurso de premiación. Y él mismo hace alusiones constantes a sus relecturas: libros que afirma que ha vuelto a leer “con un poco más de adultez”.
“Ahora último he estado releyendo a Pound, a T.S. Eliot”, dice cuando se le consulta sobre poetas que sigue. También menciona su reencuentro con la obra de Rimbaud en los últimos dos años, y la relectura de la antología de poesía peruana “Vuelta a la otra margen”, preparada por Mirko Lauer y Abelardo Oquendo. Y por estos días, afirma, también está releyendo “Sendas de Oku” de Basho e “Introducción a la metafísica” de Jean Grondin.
Con formación en Filosofía (luego de abandonar sus estudios iniciales de Ingeniería), Arenas asegura que no tiene claro si seguirá escribiendo en adelante. “No soy un autor muy fecundo –advierte–. Este libro me tardó una década o más. Tampoco voy a producir un libro por año. Supongo que obedecerá a lo que me dicten las lecturas. No creo que deba ser algo forzado”. Habrá que seguirle el rastro entonces.
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