“Lengua y delirio”
Autor: Gregorio Martínez.
Páginas : 180.
Editorial: Conde Lemos Editores.
Esta selección de textos breves –reunidos en una bonita edición no venal, pensada para ser repartida en colegios– es una excelente puerta de entrada al rico universo literario que encarna Gregorio Martínez (1942-2017), un escritor diverso y fascinante, de una obra que seguramente será cada vez más estudiada de aquí en adelante.
Los textos se agrupan en cuatro apartados: por ejemplo, sus artículos periodísticos, en los que hace gala de su inquieto interés por temas disímiles: del capitalismo y el comunismo, a la historia del pisco; o de una reflexión sobre el aborto a los relatos de la independencia.
Otro capítulo está dedicado a un fragmento de su novela inédita, “Antonio Pigafetta”, pocas páginas que lamentablemente dejan la desilusión del proyecto trunco y de gran potencial.
Pero acaso lo más interesante del volumen está en los apartados dedicados a sus cuentos y crónicas. En el primero destacan relatos como “Guitarra de palisandro” y “Trompa de cochino”, donde expone su singular picaresca y el fantástico trabajo con el lenguaje que perfeccionó con buen oído en su natal Coyungo. En el segundo, es imperdible su “Travesía de extrabares”, crónica del periplo etílico que realizó en 1968 junto a Martín Adán y otros amigos. Un derroche de gracia, calle y literatura.
“El libro que no debes leer”
Autora: Alejandra Fernández.
Páginas : 168.
Editorial: Melquíades.
Pocos libros más vacíos (literalmente) que este. ¿Por qué? Porque sus páginas en blanco son más bien una invitación a que el lector se convierta en escritor. Que él o ella sean quienes se encarguen de llenarlo con sus propias palabras. Por eso se llama “El libro que no debes leer”, pues en realidad es “el libro que debes escribir”. Una suerte de autoayuda para aspirantes literarios (que hoy hay muchos).
La autora, Alejandra Fernández, administradora de empresas que dejó su profesión para dedicarse a la redacción creativa, es quien plantea la idea de esta obra lúdica, que recoge el espíritu de los talleres literarios en los que los participantes le van perdiendo el miedo al bloqueo mediante un proceso de escritura constante, sistematizado, a ratos intensivo. El objetivo es, en el fondo, superar vacilaciones y escribir como quien ensaya una y otra y otra vez un golpe de raqueta o un paso de baile.
Para ello, Fernández despliega 75 premisas del tipo “La historia que siempre cuento y hace a todos reír”, “Una carta de mi yo de 80 años para mí” o “La vez que más tristeza sentí”. Con esos puntos de partida, la meta es terminar la redacción de este libro en 75 días (escribiendo una página por día) y con ello soltar la mano y sobre todo las ganas de poner las ideas sobre el papel o la pantalla. Hay que animarse.
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