A partir de la polémica generada por la campaña que apela a la Ley 28278 para obligar a los titulares de las radios locales a difundir una producción nacional mínima del 30% en su programación, El Comercio organizó una mesa redonda sobre el tema.

En ella participaron Sergio Zavala, gerente de CRP, corporación que agrupa a radios como Oasis y Planeta; Silvana Armas, abogada de la Sociedad Nacional de Radio y Televisión Gonzalo Alcalde, guitarrista de bandas como Manganzoides, Los Protones y Aeropajitas; el antropólogo y periodista Raúl Castro; y el sociólogo Santiago Alfaro). Walter Cobos, Percy Céspedez y Alexei Vásquez, promotores de la campaña que originó el debate, fueron invitados, pero finalmente no asistieron.

Algunos de los puntos que se concluyeron tras el debate fueron los siguientes:

1. SOBRE LA FALTA DE ESPACIO PARA EL ROCK EN LAS RADIOS En la mesa redonda se concluyó que la desaparición casi absoluta de espacio para las bandas de rock actual en las radios se debió a dos razones. La primera fue el cambio del criterio de selección de contenidos, que del programador pasó a depender del “gusto” del público. La segunda: la desaparición de la industria discográfica que había servido de soporte al rock local a través de varias décadas.

Para Gonzalo Alcalde, guitarrista de Los Protones y Aeropajitas, este escenario tendría que llevar a los rockeros a buscar rutas alternas de difusión: Más allá de que haya rockeros que quieran sonar en la radio, debería haber un esfuerzo del Estado, del Ministerio de Cultura o del MEF, por crear una industria musical, dijo. Es importante que aparezcan medios alternos, nuevos tipos de radio. Las bandas de rock que quieren entrar a la fuerza a las radios comerciales apuntan mal.

Aquí Santiago Alfaro sugirió como alternativas el streaming y el alquiler de espacios radiales que sean gestionados por grupos, no solamente por una banda o dos.

2. SOBRE LAS CUOTAS Y LA LIBERTAD DE EMPRESA Los representantes de las radios consideraron que interpretar la aplicación de cuotas en el contenido atenta contra la libertad empresarial. Sin embargo, Santiago Alfaro criticó este argumento sobre la base de que el espacio radioeléctrico es de todos los peruanos y su uso está sujeto a condiciones. El antropólogo concluyó, acordando en esto con Raúl Castro, que el espíritu de la norma busca ampliar las opciones de los ciudadanos para poder expresarse y elegir, ya que por “fallas del mercado”, estas posibilidades pueden verse afectadas.

Cabe mencionar que, pese a las distintas formas de interpretar la ley existente, las cuotas fueron cuestionadas por todos los participantes. Como alternativa, se sugirió buscar iniciativas de gestión que favorezcan la promoción de nuestra diversidad cultural sin que el interés económico de las radios se vea perjudicado.

3. LO RENTABLE Y LO NO RENTABLE En el debate se habló sobre el negocio de la radio y cómo este requiere un índice más alto de audiencia para conseguir inversión publicitaria, que es la que los solventa como empresa. Santiago Alfaro recordó que solo el 11% de la torta publicitaria va destinada a las radios, por lo que los fondos por los que se compiten son pocos.

La principal crítica a este modelo de negocio enfocado en darle a la gente lo que pide es que asume el gusto de las personas como algo inamovible. En aras de una mayor diversidad de opciones para los oyentes, se podrían promover otros géneros musicales, pero queda la pregunta de quién financiaría esa difusión.

4. LAS RADIOS DEL ESTADO Finalmente, se habló sobre el papel de los medios del estado para la difusión de la música de los artistas que no encuentran un espacio en las radios comerciales.

Yo centraría la campaña en que Radio Nacional tenga espacios para el rock. La radio pública se tiene que pluralizar; hay manifestaciones culturales que requerirían de su apoyo, ya que el deber del Estado es ampliar las opciones que tienen los ciudadanos para elegir, dijo Santiago Alfaro. El antropólogo Raúl Castro coincidió: Se requiere promoción a través de fondos concursables que premien el talento. En segundo lugar, ‘know how’: el Estado debería facilitar herramientas, conocimientos y líneas de gestión para que los sectores artísticos tengan herramientas para generar escenarios con sus propios medios. Y tercero, lobbies, en el mejor sentido de la palabra: el Estado sí puede estar en capacidad de dar facilidades para que la empresa privada destine franjas a ese talento que el mismo Estado premie.

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