RUDY JORDÁN ESPEJO

Con su distinguido andar de dandy y su boina bohemia, David Alarco Hinostroza toma su último sorbo de pisco y se pone de pie. Sumergido en sí mismo, coge el micrófono y camina hacia al escenario mirando el piso, como si un pensamiento se le hubiera caído.

Le pide al afanoso público reunido en la peña Las López que le regalen una palabra. Este refugio de la nostalgia ubicado en Lince es uno de las más populares del circuito criollo. Aquí los amantes del verso acuden para escuchar viejos valses ninguneados en las radios; y otros no solo por la bella melodía sino por su incomparable chilcano y el bien taipá plato de frejoles con apanado.

Hazte un verso con el cajón, le pide un asistente a David, quien pese a parecer distraído ya mastica las palabras que en los próximos segundos darán vida a su creación. Alarco Hinostroza asiente con la cabeza y camina de un lado a otro. Luego improvisa un verso que enciende a las decenas de asistentes.

(…)La décima es la canción que brota de nuestro arcano La décima es la canción que brota de nuestro arcano es como poner la mano en el peruano cajón(…)

Solo necesito de unos segundos para crear una décima, dice Hinostroza. Como lo demostró en ese momento y como lo haría luego en otra escondida peña de Breña, David cree que no hay tema que se le escape al repentismo, la forma de poesía popular que él cultiva y enseña desde hace años en el Taller de la Controversia.

LA DÉCIMA EN EL PERÚ Si bien la décima la importamos de España, rápidamente artistas de América Latina le moldearon una propia identidad. El Perú no fue la excepción y la cultivaron notables criollos como Augusto Ascuez, para luego explosionar con Nicomedes Santa Cruz y ¡A Cocachos aprendí!; esa entrañable décima que todos aprendimos en el colegio.

Pero para definir su origen mestizo, qué mejor que otra décima de Alarco Hinostroza.

La décima no es peruana ni argentina o española, esa estrofa es una ola muy iberoamericana. Si la dibujo de grana con un rocío de armiño, si la aprecio como un niño que llora sin su mamá; es porque su alma está acá en mi incaico cariño.

En teoría, la décima parece difícil pues está constituida por 10 versos de ocho sílabas y su rima debe tener la métrica abbaaccddc. Sin embargo, el músico Fernando Rentería –-otro connotado cultor de este arte–- asegura que su forma octosilábica (de ocho sílabas) la usamos inconscientemente en la vida diaria porque permite tener un ritmo y respirar.

El octosílabo está hasta en las canciones de Gianmarco, agrega Hinostroza y redondea la idea.

DECIMISTAS 3.0 Pero la décima peruana no está muerta ni es patrimonio de un tiempo perdido. Décimas Cosas –-un blog donde las noticias de coyuntura se dan con memes y divertidísimas décimas-– da fe de ello. Su fundador, el periodista y poeta Zejo Cortés, cuenta que el proyecto comenzó con un recital por Skype.

La experiencia fue tan inspiradora que Zejo le propuso a sus socios José Luis Mejía –un decimista peruano que reside en Singapur– y a Benjamín Edwards –un publicista amante de las palabras– continuar con la idea. Le agregaron un guion teatral, lo mezclaron con noticias de coyuntura y dieron vida a las décimas por internet.

Pero su trabajo no solo es producto de la inspiración. Además de arrancarles carcajadas a los cientos de lectores que viralizan sus décimas en las redes sociales, este equipo le saca el jugo a herramientas como Google Drive y Google Insights, con las cuales deciden sus contenidos e identifican los temas de coyuntura. En su más reciente entrega, el equipo de Décimas Cosas reúne a Lucha Reyes, al Zambo Cavero y Nicomedes Santa Cruz en una peña criolla. Como para celebrar su tradición y vigencia.