FRANCISCO MELGAR

Volcánica, intensa, lava derretida son algunos de los calificativos que la prensa especializada ha usado para describir el estilo de la violinista Lara St. John. Las grabaciones y presentaciones que esta virtuosa instrumentista ha hecho a lo largo de su carrera atestiguan su incendiaria aproximación a las partituras de los repertorios barroco, clásico y romántico.

Su espíritu independiente la acompaña dentro y fuera del escenario, tal como lo demuestra su propia casa discográfica, creada por Lara para poder tomar ella misma las decisiones artísticas al momento de grabar un disco.

Quería tener control sobre todo, nos cuenta. Desde el diseño de la portada del disco hasta el repertorio. No quería grabar algo en lo que yo no me siento segura y en lo que no creo. Hay gente a la que le ha pasado eso. Al firmar con los grandes sellos, uno está obligado a grabar cosas que ellos necesitan y que tú no necesariamente amas. No quise estar en esa situación.

¿Por qué eligió interpretar a Bach y Beethoven en este concierto de reencuentro con el público limeño? Bach es mi compositor favorito desde que yo era muy pequeña. La “Partita en Mi mayor” y el “Concierto en La menor” fueron algunas de las primeras piezas que aprendí. Y la primera obra que toqué junto con una orquesta fue el Doble Concierto de Bach, tenía cuatro años.

¿Qué es lo que Bach tiene de especial para Ud.? Él escribió las mejores piezas para violín. Es la piedra angular del repertorio.

¿Cuál es la aproximación que tiene a las piezas de Bach? A mí me gusta mucho la interpretación barroca de Bach, con tiempos rápidos. El estilo con el que vamos a tocar tiene mucha energía. El primer y tercer movimiento son muy rápidos. Y el segundo, muy lento.

¿Y Beethoven? Beethoven también es muy importante para nosotros. Mozart y Beethoven fueron muy influenciados por Bach.

¿Le gusta escuchar música moderna? Seguro. No música pop, porque todo suena igual, pero hay grupos que me gustan mucho, como por ejemplo Radiohead. Esa es una banda con integridad, y además es muy innovadora. En cambio Britney Spears y Kate Perry son como caramelos: los pruebas y de ahí ya no los quieres y los tiras. Radiohead, en cambio, es algo a lo que puedes volver. Me gusta mucho el jazz también.

He escuchado que también es aficionada a la música balcánica… Me gusta mucho la música balcánica y rusa. Solía viajar mucho por ahí cuando era joven y coleccionaba discos con música de esa región. Debo tener miles de canciones. A veces trabajo con jóvenes compositores que son amigos míos y usamos algunas de esas melodías y las trabajamos, las expandimos. Ahora ya tengo 25 piezas, que hago en el piano, basadas en la música de esa región.

A menudo la gente olvida la tremenda influencia que las melodías folclóricas han tenido en la música clásica… En la música clásica hay un dicho acerca de las melodías folclóricas. Se dice que hasta la más simple melodía de este tipo es el resultado de una creación colectiva. Gran parte del alma de un país se encuentra expresada en esas canciones.

Hay conciertos de violín que se han convertido en los favoritos del público. ¿Se siente obligada a tocarlos? Sé a lo que te refieres. Bueno, es imposible no amar a Tchai-kovski, porque tiene grandes melodías y grandes orquestas que tocan sus conciertos. Por eso creo que a las audiencias de hoy, acostumbradas al rock, se les hace más fácil apreciar a Tchaikovski, porque está más cerca de nuestro tiempo. Pero también hay una atemporalidad en los conciertos de Bach frente a la cual lo único que uno debe hacer es escuchar.