Foto viral | Durante tres años, Eleanor Liao y su novio Aaron Leung vivieron a unos 20 kilómetros el uno del otro. Pero el inicio de la pandemia de COVID-19 les hizo sentir como si estuvieran en una relación a distancia. Eleanor vivía en Shenzhen, China, mientras que Aaron tenía su casa en Hong Kong, que, como “región administrativa especial”, tiene leyes diferentes a las de China. Esta es su increíble historia marcada por el coronavirus.
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A medida que aumentaron los casos de COVID-19, el cruce fronterizo entre Hong Kong y Shenzhen se cerró en marzo de 2020. Antes de la pandemia, cruzar la frontera requería algunos documentos, pero era relativamente fácil ir y venir. Cerca de 42.000 viajeros viajaban a diario entre las dos ciudades.
Eleanor y Aaron comenzaron a salir en abril de 2018. Antes de la pandemia, eran como cualquier otra pareja: hacían días libres en sus recargadas agendas, turnándose para verse. Él cruzaría la frontera para pasar el rato con ella en Shenzhen o ella iría al estudio de música de su familia en Hong Kong.
Solían verse una vez a la semana y nunca se dejaban ver más de un mes. El cierre de la frontera los obligó a entablar una relación a larga distancia, conectándose en línea y por teléfono en lugar de en persona. “Me eché a llorar cuando hablé por teléfono con él. Fue muy difícil para mí”, dijo Liao a CNN.
La pandemia convirtió una frontera fácil de cruzar en una barrera para esta pareja. Técnicamente, la frontera no está cerrada, sino que las autoridades han impuesto estrictos requisitos de cuarentena en ambos lados. Hacerlo conlleva semanas de cuarentena en un hotel y cuesta miles de dólares.
Encuentro en la frontera
Para julio de 2020, China y Hong Kong habían tenido relativo éxito en contener el virus, pero las restricciones fronterizas se mantuvieron sin cambios debido al temor del gobierno sobre los “casos importados” del exterior. Todo se mantenía igual a excepción de una transitada calle que funge de atractivo turístico, llena de comercios que se ubica una mitad en Shenzhen y la otra en Hong Kong.
Tras superar uno que otro inconveniente, Eleanor y Aaron se citaron un día para verse a través de una barrera que separa los territorios. Sobre las barreras, hablaron y hablaron, sin llevar la cuenta del tiempo. Querían abrazarse, pero sabiendo los riesgos potenciales de hacer contacto físico en la frontera, se refrenaron. Después de tres horas, un oficial de policía se acercó y les pidió que se fueran.
“Me conmovió mucho”, recordó Eleanor sobre su reencuentro a distancia. Pero ella dijo que verlo de nuevo a Aaron también la entristeció más. “Estaba parado frente a él, pero ¿por qué no podíamos tomarnos de la mano?”, indicó.
Amor en tiempos de pandemia
En marzo de este año, Aaron publicó un video en las redes sociales anunciando que había dejado su trabajo. Pero esa no fue la noticia más importante: después de conseguir un nuevo trabajo que le permita trabajar desde casa, se dirigía a Hong Kong para casarse. La pareja concertó una cita para casarse el 28 de mayo en la oficina de registro de matrimonios de Red Cotton Drive de Hong Kong.
Pero la boda no trajo un final feliz, aún. Poco después, Eleanor regresó sola a Shenzhen para volver a solicitar una visa con su certificado de matrimonio. La visa temporal que tenía fue una solución rápida solo para la boda. Cruzar la frontera también requirió otra cuarentena: 14 días en un hotel y siete días en su casa. Todavía pasará mucho tiempo antes de que la pareja pueda vivir juntos como esposos.