Jessica Thompson es una joven de 26 años que, meses atrás, presentó fuertes dolores estomacales. Las molestias eran preocupantes ya que llegó a tener diarrea y vómito, lo que le hizo dirigirse a un médico que pudiera ayudarla a tratar sus síntomas.
Fue así como la chica, oriunda de Auckland, Nueva Zelanda, se sometió a unos análisis de sangre, los cuales captaron que su nivel de glóbulos rojos estaban por abajo de lo normal, por lo que tuvo que recibir cuatro transfusiones, señaló el medio Daily Mail.
Tras una colonoscopia y una biopsia, los médicos confirmaron el duro diagnóstico: Jessica tenía una forma “rara” de cáncer de intestino, la cual suele encontrarse en personas mayores de 65 años.
Tras ello, se le programó una cirugía, por lo que decidió irse de viaje para procesar todo lo que había sucedido. “Quería relajarme antes de la cirugía, pero desafortunadamente terminé en el hospital porque la colonoscopia me causó una inflamación en el intestino y la comida se había acumulado en mi estómago”, recordó.
La comida debía extraerse a través de una sonda nasogástrica, que Jessica describió como una de las “peores cosas” que ha tenido que soportar.
La sorpresa de los médicos al extirpar el tumor
Posteriormente, los médicos lograron extirparle el tumor canceroso, pero se llevaron una gran sorpresa al encontrar un pequeño bulto fuera del intestino en su tejido graso, por lo que extirparon 36 ganglios linfáticos circundantes para evaluar si el cáncer se había movido. Se necesitaron 2 semanas para determinar si esto había ocurrido.
“Fue mucho tiempo de espera y realmente no sabía qué pensar”, dijo la joven.
Desafortunadamente, cuando Jessica se reunió con su cirujano, él le dio la devastadora noticia de que el cáncer se había extendido a dos de sus ganglios linfáticos, lo que significaba que necesitaría quimioterapia.
“Comencé a enloquecer y a preguntar cuánto tiempo me quedaba de vida, fue realmente aterrador porque, por lo que había leído, esta mutación era muy, muy mala”, señaló.
Para su suerte, la tomografía por emisión salió completamente clara, lo que significaba que el cáncer es ‘curable’.
Antes de someterse a la quimioterapia, Jessica se sometió a una delicada cirugía y ahora está en la tercera ronda de nueve tratamientos para combatir la enfermedad. Además, recibió la noticia de que no necesitará radioterapia.
Ahora, la joven se dedica a compartir su experiencia en sus redes sociales para acompañar a otras personas que pasen por una situación similar. “Las redes sociales pueden ser un carrete destacado de cosas increíbles, pero también pueden ser formas de conectarse con otros y compartir sus experiencias”, dijo.
Cuando le pidieron un consejo dirigido a las personas que se encuentran atravesando el mismo tratamiento, ella señaló: “sé amable contigo mismo y date tiempo para descansar también”.