En septiembre de 2004, Holly Strevens ordenó por teléfono una hamburguesa tan grande como el hambre que tenía. Este bocadillo constaba de dos gruesos medallones de pollo empanizado y una croqueta de papa; sin embargo, esta experiencia gastronómica no tendría un final feliz. Este es el relato de cómo un simple antojo convirtió su vida en un calvario.
Cuando llegó el pedido a su casa, la cual se encuentra ubicada en la ciudad de Portsmouth, Inglaterra (Reino Unido), se emocionó. Casi de inmediato tomó el pan y se sentó frente al televisor para así comer de una forma más placentera.
A los pocos minutos, según recordó en una entrevista dada a la agencia Caters, escuchó un extraño sonido.
“Era la articulación del lado izquierdo de mi mandíbula. Parecía normal, pero la sensación era horrible: no paraba de ‘bloquearse y desbloquearse’. En ese momento debí estirar demasiado la boca al morder la hamburguesa”, dijo.
Stevens acudió al hospital tras sentir fuertes dolores en la quijada. Ahí, los doctores determinaron que tenía un trastorno en la articulación temporomandibular, el cual debía ser corregido con una serie de operaciones.
Hasta el momento, la mujer fue sometida a cinco intervenciones, donde se le han colocado 12 clavos. Cabe mencionar que los dolores solo menguaron ligeramente, algo le ha hecho sentir mucha ansiedad.
“Me arrepiento de haber comido la hamburguesa. Me cambió la vida. Ahora estoy discapacitada y perdí completamente mi independencia”, dijo Stevens.
Aquí te dejamos un video de YouTube que te ayudará a comprender más sobre este tema.
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