En la vida siempre se presentan ocasiones que nos descuadran por completo, que marcan un antes y un después de diversas formas; para Morgan Hellquist, de los Estados Unidos, esto tuvo un efecto sumamente dramático y hasta devastador, pues se enteró que su ginecólogo resultó siendo su padre biológico y, para mayor sorpresa, él lo supo todo el tiempo. La historia de esta mujer impacto a todos en redes sociales tras convertirse en tendencia.
Un macabro hallazgo
La mujer, oriunda de Nueva York, aseguró que el doctor la atendió de forma amplia en este campo, es decir, le colocó un DIU (Dispositivo Intrauterino), le realizó exámenes pélvicos, también en senos durante varios años, el tiempo en el cual el galeno sabía que estaba atendiendo a su hija biológica.
Entre lágrimas, contó su historia a Good Morning America: “Él supo todo el tiempo quién era y yo no. Él me quitó esa opción”, en referencia al doctor Morris Wortman, su progenitor.
Demanda por negligencia médica y angustia emocional
Ante esto, Morgan ha decidido emprender una demanda contra Wortman ¿bajo qué cargos? Por actuar como médico cuando, por su parte, sabía que él era su padre, la misma fue presentada en setiembre de 2021 donde, además, acusa al ginecólogo de negligencia médica, falta de consentimiento informado, agresión, fraude, infligir angustia emocional.
“Cometió un fraude grave, desenfrenado y deliberado de carácter tan escandaloso como para violar todos los límites de la decencia y que implica una alta culpabilidad moral. Se eleva a un nivel de deshonestidad desenfrenada y conmociona la conciencia”, se lee en los documentos que conforman la demanda.
Se sabe que The Post intentó comunicarse con Morris Wortman para conocer sus descargos, pero este colgó el teléfono tras negarse a dar declaraciones.
Un fraude de fertilidad premeditado
Hellquist explica que el fundamento de su demanda se basa en que el ginecólogo al que antes su familia calificaba como un “trabajador de milagros”, inseminó de forma clandestina a su madre, Jo Ann Levey, de forma desprevenida, con su propia esperma en 1985 tras lo cual habría nacido Morgan: “Mi mamá se siente violada. Ella me ha dicho: ‘siento que me violó’. Siente todo es su culpa”, dijo a Rochester Democrat & Chronicle.
Resulta que, en dichos años, Levey, junto a su esposo Gary, buscaron ayuda en temas de fertilidad recurriendo a Wortman, luego que el esposo tuviera un accidente en motocicleta que los dejó parapléjico teniendo tan solo 20 años.
Tras requerir sus servicios, la pareja acordó pagarle 50 dólares tres veces al mes a cambio del esperma de un estudiante anónimo del Centro Médico de la Universidad de Rochester. Ante esto, la demanda asegura que el donante no debía presentar ninguna condición física o mental conocida que se pudiera transmitir al bebé; asimismo, no debía tener ascendencia italiana ni judía.
Morris Wortman, un “ídolo” para Morgan
Pero, a los 8 años, Morgan se enteró que fue concebida por medio de un donante de esperma, por lo que creció admirando a Wortman por haber ayudado a sus padres, al punto que en 2012, cuando ella fue madre de dos hijos, dejó a su ginecólogo para atenderse con el doctor Morris, su padre biológico.
Ella cuenta que, durante esos años de consulta, él le decía cosas como: “Eres una buena chica. Una niña tan buena”, al punto que una vez la llamó “princesa estadounidense judía”. Pero, no solo esto, pues reveló que una vez llamó a su esposa para que se acercara a su consultorio para que comprobara como Hellquist se parece a él.
Judíos por “accidente”
Sin embargo, todo cambió en 2016, año de la muerte de Gary. Morgan decidió a hacerse una prueba de ADN y descubrió sus raíces judías azhkenazi, como Morris Wortman, quien es judío, según lo que alega la demanda, la misma que asegura que este tipo de descendencia es propensa a ciertas afecciones médicas tales como el cáncer.
De hecho, este mismo documento asevera que tato el ginecólogo, su madre y uno de sus hermanos han sido tratados por una enfermedad mental no especificada. Pero no solo eso, pues descubrió que tienen un hermano de 37 años, llamado David Berry, a quien llegó a conocer en persona.
“Entonces, éramos cinco. Y todo teníamos la misma edad. Y seis y luego siete. Y comenzó a sentirse como, bueno, si hay siete, podría haber 20. Y si hay 20, podría haber 100. Entonces, comencé a sentirme aterrorizada”, expresó la mujer a GMA.
Lidiando con las acciones de Wortman
De hecho, uno de los tres hijos de Wortman accedió a hacerse una prueba de ADN y confirmó las sospechas, que tanto ella, Morgan, Berry y los demás tenían en común el mismo padre: el doctor Morris.
Berry se ha mostrado bastante mortificado tras conocer esta impactante revelación, al punto que confiesa sentirse conflictuado con su existencia, pues siempre creyó que era italiano-irlandés: “Soy el producto de algo que nunca debería haber sucedido con una violación inconcebible de la ética, como mínimo (...) es algo de lo que no puedo escapar, porque su ADN está en mí. Su ADN está en mi hijo. Lucho con eso. La primera vez que sostuve a mi hijo, ese hombre estaba en la habitación conmigo”.
Sin posibilidad de tomar acciones legales
Sin embargo, de acuerdo a las leyes del estado de Nueva York, ninguno de los afectados, es decir, madres, padres e hijos, pueden emprender acciones legales ya que aquello no configura como una “agresión sexual”. De hecho, tan solo California, Utah, Colorado, Texas, Arkansas, Indiana y Florida consideran este tipo de procedimiento como “fraude de fertilidad”, el cual es procesable penalmente.
Sin embargo, tan solo Morgan Hellquist es la única que puede demandar a Wortman dado que este fungió como su médico: “No tengo un caso de fraude de fertilidad. Tengo un caso porque me tocó sin mi consentimiento (…) David y mis hermanos son... ni siquiera es agridulce; son el pegamento brillante que me mantiene durante todo este tiempo”, sentenció.