Lynn Schutzman es una mujer que tiene una historia un poco triste, pero alentadora a la vez gracias a sus vecinos en Prussia, Pennsylvania, quienes se unieron para ayudarla de una forma que nunca se olvidará en agradecimiento por todo lo que alguna vez había hecho por varias personas de aquella localidad.
Y es que, tras una publicación viral, muchos ciudadanos se unieron y recolectaron el dinero suficiente para pagarle el alquiler de un departamento por dos años pues ella estaba viviendo en su camioneta llena de sus pertenencias junto a sus dos perros, los cuales son la única familia que tiene consigo.
Schutzman, de 70 años, es una mujer que trabajó como farmacéutica por muchos años y que luego atravesó por varias enfermedades que le dejaron grandes deudas, las cuales debía asumir sola debido a que su esposo había fallecido de forma prematura hace ya un buen tiempo.
Debido al mucho dinero que tenía que pagar, se descuidó en el pago de su casa y la perdió. Además, fue desalojada de varios lugares por no tener cómo desembolsar el dinero de los alquileres, así que tomó la decisión de vivir en su auto pues había rechazado regalar a sus perros para ingresar a un refugio.
Mientras estaba en dichas condiciones, decidió alejarse de todas las personas que conocía para evitar la vergüenza de pedir ayuda. “No quería tener que explicarle a la gente que no tengo una casa. Te sientes como si en algún lugar tuvieras que haber fallado. Lograste todo esto, pero ahora estás en la nada y no quieres que la gente lo sepa. No quieres pedir ayuda”, señaló para WBUR.
Sin embargo, todo cambió gracias a Melissa Akacha, una farmacéutica que la vio en un estacionamiento y asumió que algo estaba mal. Es así que su vecina, Jennifer Husband-Elsier, publicó su historia en una red social de nombre Nextdoor, la cual se convirtió en viral hasta conseguir que muchas personas la buscaran para darle algo de ayuda.
Ambas mujeres consiguieron dinero en forma de donación para alquilar un departamento para Lynn Schutzman por dos años y también para amoblar su casa y así pueda sentirse un poco más cómoda.
“Solo lloré pensando, esto es una intervención divina. Dios sabía que estaba en mi punto más bajo y trajo a esta maravillosa comunidad para ayudarme. Durante mucho tiempo, me había sentido sola. Ahora me siento tan afortunada de estar en esta comunidad. Es como una apertura completamente nueva para mí y para una familia completamente nueva”, comentó.