Muchos aseguran que el perro es el mejor amigo del hombre gracias a su inquebrantable lealtad y sus infinitas cualidades como animal de compañía. Aparte de su inteligencia, que les permite ser parte de labores de rescate o investigaciones policiales, estas mascotas son capaces de establecer una relación única con sus dueños. Tal es el caso de Valeria, una perrita que fue captada en el velorio del humorista peruano Guillermo Campos, quien falleció el domingo 10 de enero a la edad de 92 años.
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A través de una serie de fotografías difundidas en redes sociales, se puede observar que el animal acompaña el féretro del cómico que se hizo conocido por su participación en “Risas y Salsa”.
“Don Guillermo Campos se nos fue. Sin ayuda y en el olvido que regala fama a sus víctimas, pero “Valeria (su mascota) lo acompaña en el velorio. Ahí donde muchos de sus compañeros en Risas y Salsa no han podido llegar”, escribió la página de Facebook “El blog de Monica Cabrejos”, que publicó las imágenes. “El amor de una mascota como “Valeria” supera largamente la lealtad y la incondicionalidad de los hombres”.
Cabe agregar que Julia Quispe, esposa de Guillermo Campos, confirmó en declaraciones al programa “Amor y Fuego” que Valeria es “la mascota de la cuadra” y que, usualmente, el cómico le daba cariño y la alimentaba. “[La perrita] se apegó tanto con él y la quería mucho”, dijo.
Guillermo Campos falleció a los 92 años
El humorista peruano Guillermo Campos dejó de existir a los 92 años el domingo 10 de enero. En conversación con El Comercio, el humorista declaró, una semana antes de fallecer, que se siente desamparado por el gobierno “después de haberle dado al público tanto cariño”.
“Recibo una pensión de S/ 1700 pero solo me sirve para pagar la casa, comprar los alimentos, la medicina que necesito. El gobierno le ha dado casa a tantos deportistas, ¿y yo que he estado 70 años alegrando a mi pueblo?”, agregó. “Tengo 92 años, cuánto más puedo vivir, un año, cinco o 10 años, no lo sé, solo le pido a Dios que me dé fuerzas para vivir y ver si algún día los gobiernos se preocupan por sus artistas. ¿Cuántos compañeros han dejado de existir, como Álvaro González y tantos otros? ¿Y qué recibieron? Nada. Lloro porque no hay derecho a hacernos esto”.
En sus últimos días, Campos no podía permanecer recostado y tenía que dormir sentado.