Si usted busca la definición de femenino en el diccionario de la Real Academia Española (RAE), la sexta acepción que encontrará será esta: Débil, endeble.
Desde 1780, año en que se publicó la primera edición, los académicos de la lengua han luchado para evitar que uno de los libros más consultados en español sea un baluarte del machismo moderno.
Por esa razón, la Real Academia de la Lengua anunció esta semana que eliminará esta definición de femenino de la próxima edición del diccionario que se publicará en marzo de 2014.
Pero la campaña contra el sexismo está en marcha y no se detendrá allí: también se revisarán al menos diez palabras que podrían tener menciones consideradas machistas en algunas de sus acepciones.
Por ejemplo, babosear ya no sería más obsequiar a una mujer con exceso, o gozar dejaría de significar conocer carnalmente a una mujer.
Y cambiaría también periquear, de la que en el diccionario se lee: Dicho de una mujer: disfrutar de excesiva libertad.
EL DICCIONARIO NO OFENDE A pesar del anuncio, el secretario de la Real Academia, Darío Villanueva, fue enfático al afirmar que no se trata de eliminar del diccionario todas las palabras que pueden resultar ofensivas.
Lo que nunca hará el Diccionario de la Lengua Española es suprimir palabras que se usan porque sean ofensivas o desagradables. Eso no lo podemos hacer. Sería el fin del diccionario y el comienzo de una secuencia que no tiene fin, anotó el académico, para señalar la inviabilidad de quitar todos los términos que puedan ser considerados sexistas.
También anunció que se sacará la definición de masculino como varonil y enérgico.
Pero se abstuvo de dar más información sobre las posibles correcciones a la nueva edición del diccionario.
Podemos revisar definiciones, pero la Academia no inventa palabras ofensivas ni las promociona. Lo que sucede es que con el paso del tiempo la sociedad evoluciona y van dejando de tener vigencia ciertos términos, dijo Villanueva en una rueda de prensa con varios medios.
La nueva edición tendrá unas 93.000 voces, 5.000 más que la edición anterior, y está prácticamente lista para ir a imprenta.
¿*Por qué el machismo?*
Pero, ¿cómo llegaron esas acepciones teñidas de machismo a uno de los libros más consultados del lenguaje y nadie se opuso a que fueran publicadas?
La mayoría de estas acepciones fueron hechas por personas muy cultas, pero que no tenían ninguna formación en lexicografía ni literatura y describían en las fichas de las palabras lo que se reflejaba en sociedad, le explicó a BBC Mundo María Auxiliadora Barros, profesora titular de la Facultad de Filología de la Universidad Complutense de Madrid.
Y añadió que los tecnicismos del diccionario fueron escritos por personas expertas en el tema y quedaban bien hechos. Pero otras definiciones (de palabras de uso común) no tenían esa misma base científica, sino que se basaban en la observación cultural.
Por eso, afirma Barrios, al diccionario no se lo puede acusar de ser machista, sino de ser el reflejo de una sociedad que lo ha sido durante mucho tiempo.
El diccionario no es sexista. Ni el español. Es la cultura. En las actas donde quedaban consignadas las reuniones se puede apreciar que la Academia se basaba más en el uso que le daban a las palabras que a lo que trataban de inventar algunos académicos, explicó Barrios, quien también es secretaria de la Fundación Doctor Paz Varela.
Ellas y ellos
Otra de las revisiones que se tendrán en cuenta para la nueva edición es la inclusión del género femenino o masculino de algunas profesiones, como alfarero-ra, enterrador-a, costalero-ra y herrero-a.
Esta revisión revive la polémica de incluir en cada discurso o escrito ambos sexos a la hora de referirse a una persona, como lo han solicitado diversas organizaciones que abogan por la igualdad de género.
Una cosa es el sexismo intencional, como cuando dices murieron dos suecos y sus mujeres y otra cosa es la corrección gramatical: los hermanos, los hijos, los colombianos. Eso se llama género no marcado y viene del latín, anotó la profesora Barros.
Y añadió: Es agotador tratar de decir todo el tiempo: los hijos y las hijas, los hermanos y las hermanas, los colombianos y las colombianas.
Sin embargo, la RAE aclaró que palabras como guardabosque y submarinista permanecerán sin modificaciones.
Religión y evolución
Además del género, un asunto que se debate, como sucede año tras año al revisar el diccionario, es la remoción de definiciones peyorativas asociadas a tendencias, cultos o movimientos religiosos.
Por ejemplo, en una de las acepciones de jesuita se puede leer hipócrita, taimado y cuando se busca la palabra judiada, se relaciona con mala pasada.
De hecho, en 2012, la Federación de Comunidades Judías de España le había solicitado a la RAE que eliminara el vocablo del diccionario, por considerarlo ofensivo.
Hemos ido frenando este tipo de definiciones tan afines a una creencia y en contra de otras, porque vivimos en una sociedad laica, abierta y de opciones religiosas diversas, concluyó José Manuel Sánchez Ron, uno de los miembros de la RAE.
El proceso de cambio de la RAE en contra del machismo abierto, o incluso el sexismo involuntario, parece ser un paso más en ese camino de volver al español más tolerante, al menos desde las páginas del diccionario.