La canciller alemana, Angela Merkel, comenzó el lunes la tarea de intentar convencer a sus rivales de centroizquierda de que la ayuden a mantenerse en el poder, después de que los conservadores obtuvieran su mejor resultado electoral en más de dos décadas pero se quedaran a pasos de la mayoría absoluta.
Incluso sus contrincantes políticos reconocieron que la canciller fue la gran ganadora de las primeras elecciones alemanas desde que comenzara la crisis de la zona euro en 2010, que propulsó a la hija de un pastor de la ex Alemania oriental al puesto de líder dominante en Europa.
Pero pese a lograr con los conservadores el mejor resultado del bloque desde 1990, con el 41,5 por ciento de los votos a apenas cinco escaños de la primera mayoría absoluta en el Bundestag en más de medio siglo, Merkel, de 59 años, tuvo poco tiempo para celebrar.
Estamos, por supuesto, abiertos al diálogo y ya tuve un contacto inicial con el jefe del SPD (Partido Socialdemócrata), quien dijo que el SPD debe primero mantener una reunión de sus líderes el viernes, explicó Merkel en una rueda de prensa. Añadió que no descartaba conversaciones con otros potenciales socios para la coalición.
LARGA NEGOCIACIÓN Los analistas dicen que formar una coalición podría tomar hasta dos meses debido a que el SPD podría poner obstáculos para otra gran coalición como la que Merkel lideró entre 2005-2009. Esa alianza fue buena para la canciller en su primer período de Gobierno pero le costó al SPD millones de votos de izquierda.
Será un camino extremadamente largo, dijo Ralf Stegner, líder del ala de izquierda del SPD, que tiene las mayores dudas sobre convertirse en socio minoritario de los Demócratas Cristianos de Merkel y sus aliados bávaros del CSU.
El SPD habrá terminado en segundo lugar de votos, con el segundo peor resultado de posguerra, pero sus integrantes saben que Merkel necesita del partido porque su socio en la actual coalición de Gobierno, los Liberales Demócratas (FDP) no lograron escaños en el Parlamento.
Si Merkel no encuentra un socio, ello la obligaría a formar un Gobierno minoritario algo muy poco probable o el presidente Joachim Gauck tendría que convocar a una nueva elección, un hecho que nunca sucedió tras la guerra.