Es una verdadera comedia de enredos. Un empleado bancario inicia el trámite para hacer una transferencia de unos 64 euros (US$85). En el proceso, se duerme.
Pero su dedo queda posado sobre el número 2 del teclado de su computadora.
Y se queda ahí hasta completar la cifra 222.222.222,22.
Así, el hombre termina transfiriendo el equivalente a casi US$295.000.000, algo así como 347.000 veces la suma original.
¿Cómo sigue la historia? La supervisora del empleado dormilón, tras una larga carrera en el banco, es despedida por el banco, porque supuestamente no verificó la transacción.
EL DESTINO DE LOS MILLONES Todo esto sucedió en abril de 2012 en Alemania.
Pero la historia no terminó allí. Pasó de la sucursal financiera a una corte legal laboral.
Y esta semana el tribunal correspondiente del estado alemán de Hesse determinó que el despido fue injusto y que la supervisora, quien trabajaba desde 1986 en el banco, sólo debió haber sido reprendida.
Tras tener en cuenta que la mujer había revisado 812 documentos el día en cuestión, la Justicia determinó que no había actuado con malicia.
Se le ordenó al banco que la volviera a contratar.
¿Y qué pasó con la persona a la que le transfirieron esos millones?
Pues nada: el mismo día del error otro empleado se dio cuenta de lo que había pasado y revirtió la operación.