Las sombras empiezan a disiparse, pero lo que dejan al descubierto es el horror.

La Procuraduría General de la República reveló que al menos cinco de los trece cadáveres encontrados en una fosa común pertenecen a los jóvenes secuestrados hace casi tres meses en el Bar Heaven, uno de los casos que más ha conmocionado a la capital mexicana en los últimos tiempos.

La identificación se logró por pruebas de ADN, exámenes odontológicos y análisis radiológicos. Era la noticia que temían conocer los familiares de los jóvenes cuyo caso reveló algunas de las más hondas fallas tectónicas sociales que existen en Ciudad de México.

LEVANTÓN El secuestro ocurrió a plena luz del día, el domingo 26 de mayo entre las 10 y las 11 de la mañana, en un bar de la Zona Rosa, corazón de Ciudad de México.

Un grupo de hombres armados algunos testimonios dicen que estaban uniformados se llevaron a siete hombres y cinco mujeres el menor, de 16 años, la mayor, de 34, del bar Heaven en un afterparty, el lugar al que van quienes quieren continuar la fiesta después de que todo ha cerrado.

Las primeras denuncias se hicieron el lunes. Pero familiares y amigos de los levantados tuvieron que hacer una protesta y cerrar una calle al miércoles siguiente para que las autoridades les prestaran atención.

Todos los desaparecidos eran residentes del barrio Tepito, uno de los más antiguos pero también más estigmatizados de Ciudad de México, con fama de lugar bravo y de ser un hervidero de contrabando.

Sólo hasta el jueves 30 de mayo realiza la Procuraduría capitalina la primera visita al Bar Heaven. El viernes se indica que no se hallaron indicios de violencia ni de que un comando armado hubiera secuestrado a alguien.

¿CRIMEN ORGANIZADO? Mientras el alcalde capitalino Miguel Ángel Mancera de izquierda trataba de que se considerara el tema como algo aislado, los medios hablaban de la intervención de cárteles de la droga.

La revista Proceso izquierda publicó el 2 de junio un artículo titulado El mito de la burbuja capitalina, donde cuestionaba la noción de que el Distrito Federal era un sitio blindado a la violencia que afectaba otras regiones del país.

El caso, se indicaba en el artículo, contradecía lo dicho por Mancera el 13 de enero de este año cuando se jactó que en el Distrito Federal no existen indicios de que operen grupos del crimen organizado, como bandas dedicadas al narcotráfico, trata de personas, robo de autos o extorsiones.

Para entonces ya se habían divulgado las dos versiones que aún se mantienen sobre los motivos detrás del secuestro colectivo:

-Que se trataba de un pleito entre las bandas Los Tepis y La Unión por disputa de territorios para la venta de droga. Que es una venganza por el asesinato de un presunto narcotraficante -cometido dos días antes del levantón en un bar de la colonia Condesa, otro céntrico barrio de la capital mexicana.

MÁS VIOLENCIA Para la semana siguiente, aunque el alcalde seguía llamando a los jóvenes ausentes y no secuestrados, las autoridades parecen emplearse más a fondo en la investigación de los hechos.

Se detiene a tres personas relacionadas con el bar. Según filtran los medios, una de ellas confiesa que el secuestro efectivamente había ocurrido y que estaba dirigido contra el hijo de un narcomenudista que estaba en la cárcel.

El viernes se divulga, por primera vez, un video en el que se ve el secuestro de los jóvenes por parte de hombres armados.

La semana siguiente se emiten órdenes de detención contra el supuesto dueño del bar Mario Rodríguez Ledesma y dos encargados de seguridad, entre ellos el que había confesado.

Un día después, otro acto de violencia ensombrece aún más el panorama: Dax Rodríguez Ledesma, hermano del presunto dueño del bar y quien también era buscado por las autoridades, fue hallado calcinado, al lado de dos mujeres también quemadas, una de ellas su novia.

Para algunos analistas, esto sólo confirmó que detrás de lo ocurrido estaba el crimen organizado.

RECOMPENSA Y HALLAZGO Mientras todo esto ocurría los familiares de los jóvenes realizaron dos bloqueos más y empapelaron con carteles y fotos de sus seres queridos las paredes exteriores del Bar Heaven.

Para entonces el gobierno capitalino ya ofrecía diez millones de pesos por información sobre el secuestro colectivo. Pero esa información provino de una de las personas ya detenidas, quien reveló que tres de los jóvenes habían sido asesinados poco después del secuestro.

En esos momentos, la Procuraduría del Distrito Federal ya investigaba todos los casos de fosas comunes que se descubrieran. De esa manera se descartaron varios cadáveres hallados en la ciudad de Veracruz.

Hasta que este jueves se divulgó el hallazgo de una fosa cubierta de cemento, asbesto y cal, en el municipio del Tlalmanalco de Velázquez, a unos 50 kilómetros de Ciudad de México.

En un principio se creyó que era un escondite de armas. Al abrirla se encontraron trece cadáveres. Cinco ya han sido identificados.

Las sombras que desde el principio cubren el caso del Bar Heaven empiezan a disiparse. Pero aún queda la principal pregunta:

¿Por qué?