Las protestas en Bolivia se radicalizan luego de que una crucial reunión entre el Gobierno y la Central Obrera Boliviana el mayor sindicato del país fracasó en las primeras horas del jueves, lo que encrispó los ánimos de los gremios en el día 11 de manifestaciones.
Hubiésemos querido llegar a un acuerdo escrito. No ha sido posible, lo único que pedimos es que el país pueda volver a la normalidad, dijo Daniel Santolalla, ministro de Trabajo a la AFP. Ahora nuevos sectores se plegaron a los reclamos.
Los manifestantes recorrieron las calles haciendo sonar explosivos. Hubo choques contra la policía, que empleó gases lacrimógenos para detenerlos a su ingreso a la Plaza de Armas de La Paz.
Para el gobierno, el pedido de la COB de otorgar un 100% de jubilación a los mineros y 80% al resto de actividades es técnicamente insostenible y afectaría la estabilidad del sistema boliviano de pensiones en menos de diez años. Como respuesta, los sindicatos radicalizaron sus protestas.
Evo Morales llamó a la protesta una acción política e hizo un llamado a sus partidarios a defender la democracia y movilizarnos.
En Potosí se registraron choques entre grupos de campesinos seguidores de Morales con afiliados a la COB por el control de una ruta, lo mismo que en Oruro y Cochabamba.
Mujeres de policías de bajo rango también protestaron con una huelga de hambre. Ellas pedían la jubilación con el 100% de la renta y protestaban por el incumplimiento de un convenio del 2012 para mejorar las condiciones laborales y de suministro de víveres. La Iglesia Católica también hizo un llamado al diálogo.