La Superintendencia de Industria y Comercio de Colombia negó hoy el registro de la marca Pablo Escobar solicitada por la esposa y los hijos del extinto narcotraficante, tras considerar que ese nombre atenta contra la moral de la sociedad colombiana y es una apología a la violencia.
El ente argumentó que además del nombre, la huella dactilar de Escobar y su firma, atentan contra la moral de la sociedad colombiana y el orden público y hacen apología la violencia, el narcotráfico y el terrorismo.
INTENTOS DESDE EL 2006 María Isabel Santos y Manuela y Sebastián Marroquín, esposa e hijos del capo, quienes cambiaron por seguridad sus identidades tras la muerte de Escobar en 1993, intentan registrar desde 2006 la marca que ha sido rechazada en dos ocasiones por la Superintendencia.
Los familiares del más temido capo de los años 80 en Colombia afirman que con la marca, registrada ya en otros países, buscan transmitir mensajes que inviten a la reflexión de la humanidad para gestar así una sociedad que recupere y respete los valores humanos, generando conciencia que recupere la moral y las buenas costumbres.
CONTRA LA MORAL Sin embargo, el superintendente delegado, José Londoño, explicó a la emisora La W que el registro se niega ratificando la posición de la entidad en el sentido de prohibir el registro de marcas que atenten contra la moral o el orden público.
Por lo tanto, la entidad establece que el nombre está asociado con un ciclo de violencia por el cual atravesó la Nación en la década de los 80 y parte de los 90, que dejó miles de víctimas, y es recordado como el más importante narcotraficante que haya existido en la historia.
SU MUERTE Escobar, quien murió a los 49 años durante un operativo en su contra tras meses de persecución, fue el jefe máximo de la mafia colombiana y fundador del cartel de Medellín, que logró amasar una fortuna con la que ofreció pagar la deuda externa de Colombia a cambio de su no extradición.
El Capo o El Patrón, como era conocido comúnmente, fue declarado en 1989 por la revista Forbes como el séptimo hombre más rico del mundo y fue vinculado al asesinato de más de 10.000 personas en el país entre homicidios directos y explosiones de coches bomba.