La historia común entre la OTAN y Rusia siempre ha estado impregnada de mucha tensión. En un intento por poner paños fríos se creó en el 2002 un foro encargado de discutir las preocupaciones de seguridad mutua. Sin embargo, el mecanismo ha estado prácticamente moribundo desde abril del 2014, a raíz de la invasión rusa a Ucrania y la anexión de la península de Crimea.
Pero ante la escalada de la tensión, el Consejo OTAN-Rusia (NRC, por sus siglas en inglés) ha vuelto a reactivarse esta semana después de casi tres años precisamente para tratar sus significativas diferencias en torno al futuro de Ucrania.
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El diálogo de este miércoles 12 entre representantes de la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN) y Rusia forma parte de una semana de contactos diplomáticos de alto nivel.
Estados Unidos lidera los esfuerzos por evitar preparativos para lo que Washington cree que podría ser otra invasión rusa de Ucrania. Aunque Moscú niega estar planeando un ataque, su historial de intervenciones militares en Ucrania y Georgia preocupa a la OTAN.
Más específicamente, Moscú pide a Washington y la OTAN que retrocedan en el este europeo, mientras que la diplomacia norteamericana defiende que nadie puede exigir a otros países con quién aliarse. Rusia ha pedido explícitamente que la Alianza renuncie a incorporar a Ucrania y Georgia.
Un foro en cuidados intensivos
El Consejo OTAN-Rusia es el principal espacio de diálogo entre las dos partes instaurado en el 2002. Por sus funciones se trata básicamente de un órgano de consulta entre la Alianza y Moscú.
“El Consejo OTAN-Rusia (NRC) se estableció como un mecanismo de consulta, construcción de consenso, cooperación, decisión conjunta y acción conjunta. Dentro de la NRC, los estados miembros individuales de la OTAN y Rusia han trabajado como socios iguales en un amplio espectro de temas de seguridad de interés común”, indica la página web de la OTAN.
La cooperación entre la OTAN y Rusia estaba congelada desde el 2014, cuando Rusia se anexionó la península ucraniana de Crimea. Desde entonces, solo se habían celebrado encuentros esporádicos, el último en julio del 2019, centrado en el fallido tratado INF sobre fuerzas nucleares de rango medio.
Además, la cooperación entre ambas partes se rompió en octubre del año pasado cuando la OTAN expulsó a ocho diplomáticos rusos de sus instalaciones, y en respuesta Moscú decidió cerrar su oficina de representación ante la alianza militar.
En total, el Consejo OTAN-Rusia se ha reunido diez veces desde el 2016, cuando fue convocado por primera vez tras la intervención rusa en Ucrania.
Pese a las idas y venidas ni Rusia ni la OTAN han abandonado el consejo por completo, prueba de ello es la reactivación del foro ocurrida este miércoles.
“La OTAN sigue abierta a una reunión periódica centrada y un diálogo político significativo con Rusia sobre la base de la reciprocidad, tal como se acordó en la Cumbre de la OTAN en Varsovia en julio del 2016. El Consejo OTAN-Rusia tiene un papel importante que desempeñar como foro para el diálogo y el intercambio de información, para reducir los malentendidos y aumentar la previsibilidad”, dice la OTAN.
¿Qué ha hecho en los últimos años?
Uno de los principales temores de la reactivación -incluso antes de su celebración- es que el foro fuera una repetición de las discusiones previas sobre Ucrania, con cada parte manteniendo sus posiciones. Y finalmente así fue.
La OTAN y Rusia evidenciaron sus “significativas diferencias” y no se movieron de sus posiciones sobre la situación en Ucrania y la seguridad en Europa.
“Hay significativas diferencias entre los aliados y Rusia en estos asuntos” que “no serán fáciles de superar”, reconoció el secretario general aliado, Jens Stoltenberg, en una rueda de prensa al término del Consejo OTAN-Rusia.
En vista de que ha estado disminuido y que es una plataforma abocada al diálogo, es evidente que el consejo como tal no tiene el poder de cambiar el curso de los hechos, aunque Stoltenberg ha defendido su utilidad.
“El Consejo OTAN-Rusia es una plataforma importante, a prueba de todo tipo de situación, para las consultas y para el diálogo con Rusia. Especialmente cuando las tensiones son altas, cuando hay amenazas y tensiones como las que tenemos ahora, es importante que esta institución exista, que la utilicemos, que hablemos”, dijo esta misma semana el secretario general de la OTAN.
Pocos años antes de que el Consejo OTAN-Rusia entrara en un estado de estancamiento por el tema ucraniano, las preocupaciones en torno a su funcionamiento ya se hacían escuchar.
“Ambas partes deberían aprovechar más el Consejo OTAN-Rusia. Los miembros de la OTAN deben hacer un trabajo mucho mejor para hacer del consejo un vehículo para dar y recibir y la incorporación de las preocupaciones rusas en las decisiones de la OTAN. A cambio, Rusia debe dejar de utilizar el foro para la obstrucción teatral y, en su lugar, aprovechar la oportunidad de deliberación y cooperación”, ha dicho en el diario “The New York Times” Carlos A. Kupchan, profesor de asuntos internacionales en la Universidad de Georgetown.
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