Cada primavera florecen los cerezos en Washington y la retórica de Corea del Norte escandaliza a la comunidad internacional.
El cambio de estaciones es tan predecible como la reacción de Pyongyang ante los ejercicios militares llevados a cabo cada año por Estados Unidos y Corea del Sur.
EE.UU. dice no haber detectado ninguna señal que indique que Corea del Norte se esté preparando para pasar de la amenaza a la ofensiva ; no ha habido movilización de fuerzas a gran escala, por ejemplo.
Las amenazas de Pyongyang generalmente están condicionadas. Si existe un peligro real de un ataque de parte de EE.UU., habrá una respuesta o un ataque preventivo.
Normalmente la tensión disminuye cuando se terminan los ejercicios, hasta que vuelva la próxima ronda de teatro y amenazas. Pero la posibilidad de que ocurra un accidente que provoque un enfrentamiento militar siempre está presente.
FALTA DE IDEAS CREATIVAS Corea del Norte es fuente de preocupación en Washington desde hace años y hasta ahora el gobierno de Obama no ha logrado mejorar su relación con Pyongyang, ni frenar su programa nuclear.
Este año, las amenazas efectuadas por Corea del Norte han tenido un efecto aún mayor que en ocasiones anteriores. Esto se debe a varias razones.
Hay un nuevo y joven líder en Pyongyang que todavía está consolidando su poder.
Además, Corea del Sur acaba de elegir a su nueva presidenta, Park Geun-hye, la primera mujer al mando del país. Sin duda, Kim Jong-un también la está poniendo a prueba.
La reacción de EE.UU. se ha mantenido casi igual. Con algunas variaciones, los funcionarios en Washington repiten que las acciones de Corea del Norte son inútiles y sólo contribuyen a aislar al país de la comunidad internacional. Nada parece indicar que haya ideas creativas en el horizonte.
CAMBIO DE LÓGICA Durante el mandato de Clinton, EE.UU. canceló los ejercicios militares en repetidas ocasiones para calmar los temores de Pyongyang y disminuir la tensión.
Pero en los últimos años, Washington ha asumido una postura más dura frente la intensa retórica de Pyongyang.
Después de una serie de 20 amenazas en unas pocas semanas, el gobierno de Obama envió dos bombarderos B-2 a las maniobras militares conjuntas que realiza anualmente con Corea del Sur.
La medida estaba destinada en parte a disminuir la presión sobre Corea del Sur para que tomara medidas unilaterales y se mostrara duro frente a su vecino.
Pero cada intento de EE.UU. y de la comunidad internacional de disuadir a Pyongyang a través de sanciones, genera una respuesta aún más errática en los norcoreanos.
Y cada vez que EE.UU. opta por ignorar las declaraciones de Pyongyang y continuar con los ejercicios militares, los norcoreanos se enfurecen más, en parte porque su forma de pensar corresponde a una lógica distinta.
Perciben a los ejercicios militares defensivos de EE.UU. y Corea del Sur como potencialmente ofensivos, y según los analistas, creen que las armas nucleares son lo único que los mantiene a salvo de un ataque.
MISIONES SECRETAS El presidente Obama expresó al comienzo de su primer mandato su voluntad de extenderles la mano a los enemigos de Estados Unidos que estuvieran dispuestos a abrir el puño.
Los esfuerzos para reanudar las conversaciones multilaterales, que se estancaron en 2009, han fracasado.
Y el comportamiento de Pyongyang hace que a Obama se le dificulte ser valiente y participar en conversaciones abiertas y directas con los norcoreanos sin correr el riesgo de ser criticado por ceder ante las amenazas y legitimar a Kim Jung-un.
Algunos funcionarios estadounidenses viajaron a Corea del Norte en misiones secretas el año pasado para intentar convencer al nuevo líder de moderar su política exterior.
Uno de los viajes tuvo lugar en abril de 2012 y fue dirigido por Joseph DeTrani, experto en Corea del Norte.
DeTrani, que ahora es presidente del Intelligence and National Security Alliance, un grupo industrial, no quiso confirmarle abiertamente a la BBC que hizo parte de la misión.
Pero habló de la importancia de la diplomacia, e indicó que el enfoque estadounidense había sido rechazado.
Los norcoreanos saben que EE.UU. y China están abiertos a las conversaciones a seis bandas. Su retórica es desmesurada y los pone en una situación difícil.
DeTrani agregó que EE.UU. estaba manejando bien la situación y que le correspondía a Corea del Norte romper el ciclo.
¿DISPUESTOS A CEDER? La política de EE.UU. hacia Corea del Norte está impulsada en parte por el apoyo de Washington a Japón y Corea del Sur.
La diplomacia con Corea del Norte se da principalmente a través de las conversaciones multilaterales en las que también participan Japón, China, Corea del Sur y Rusia.
Todas las discusiones entre las partes tienen como eje central la desnuclearización. Debido a los temores de Corea del Norte, justificados o no, esto a menudo debilita la base de las conversaciones.
Durante los últimos cuatro años, la postura del gobierno de Obama sobre Corea del Norte estuvo dictaminada en gran parte por la del expresidente surcoreano Lee Myung-bak.
Christopher Nelson, experto en Asia y vicepresidente de Samuels International Associates, señala que si bien la nueva presidenta surcoreana ha respondido fuertemente a la retórica de Pyongyang, también ha indicado que si los norcoreanos están dispuestos a reanudar las conversaciones con el Sur, la desnuclearización no tiene que ser necesariamente el objetivo final.
Según Nelson, indicios por parte de la representación de Corea del Norte ante las Naciones Unidas, sugieren que Pyongyang está dispuesto a negociar.
Aunque esto todavía está por comprobarse, lo que no está claro es si EE.UU. está dispuesto a ceder de la misma manera.
En público, y por ahora, es poco probable que EE.UU. cambie su política hacia Corea del Norte.
Sin embargo, si Park insiste en su oferta, EE.UU. podría decir que respeta la decisión de su aliado, y pasar a apoyar la iniciativa.
Habrá muchas oportunidades para explorar esta y otras opciones diplomáticas en relación al conflicto.
El ministro de Relaciones Exteriores de Corea del Sur está en Washington esta semana.
El secretario de Estado de EE.UU., John Kerry, estará en Asia la próxima semana en su primer viaje a la región desde que ocupa el cargo, con paradas en Pekín, Tokio y Seúl.
Y el presidente Park se reunirá con Obama en Washington el próximo mes de mayo.