DANIEL MEZA daniel_mz Redacción Online

Que en un colegio privado enseñen aimara ya es singular. Pero que en una escuela capitalina de similar característica una docente con polleras imparta el idioma nativo es aun más exquisito. Tanto en Bolivia como el Perú, donde el estigma de la discriminación se resiste a desaparecer, es reconfortante ver contrastes como el caso de Celia Laura, la primera profesora de polleras en aulas privadas de toda Bolivia.

Desde este año, y por primera vez en la historia de aquella nación vecina, pesó el hecho de que casi la mitad de su población hablara una lengua indígena de América y que más del 35% lo tenga como lengua materna. Así, una iniciativa gubernamental propuso el cambio curricular para favorecer la educación trilingüe en aquel país: español, una lengua extranjera y una nativa.

Acaso por esto, es posible ver a la dulce y carismática Celia, de 35 años, enseñando aimara en un colegio jesuita de La Paz y vistiendo, además, sus coloridas faldas, el cotidiano traje de nuestros pueblos andinos.

“Trabajar en el colegio San Calixto es un honor. Nunca me imaginé que yo podía trabajar en un colegio privado”, dice en la línea telefónica a elcomercio.pe Celia, que solo había dado clases en colegios públicos del interior.

Al San Calixto –institución educativa jesuita- van “estudiantes hijos de funcionarios públicos, militares”, explica, para dar a entender que los alumnos son –en su mayoría- hijos de familias con cierta solvencia económica, una realidad distinta a las aulas donde antes daba sus lecciones.

POLLERAS Las mujeres andinas que habitan zonas rurales del Perú y Bolivia usan las coloridas polleras, una herencia del virreinato español en el siglo XVI. La vida citadina en La Paz, por otro lado, ofrece poco de este estilo. Ese era el principal temor de Celia luego de presentar sus pergaminos al prestigioso San Calixto y superar a otros ‘rivales’ haciéndose de la plaza.

“Tenía al principio ese miedo de que los estudiantes me rechazaran porque soy de polleras. (…) Ahora ya no. Desde el primer día, los estudiantes fueron bastante educados y me recibieron muy bien”, nos cuenta la mujer oriunda de las Peñas (jurisdicción de la provincia paceña Los Andes que es bañada en parte por las aguas del Titicaca).

ESCUELA Para debutar como ‘yatichiri’ (profesora en aimara) en la capital, Laura se formó en la Escuela Superior de Formación de Maestros de El Alto (La Paz) y egresó en el 2011. También enseñó en colegios de provincia. Ahora enseña 15 cursos en tres grados: 5° y 6° de Primaria, y 1° de Secundaria. En sus primeros meses ya cosecha éxitos. “Apenas llegué me presentaron ante los alumnos. Les expliqué mis reglas y mi metodología: fichas, dibujos, y otras herramientas para que nunca se les olvide lo que les enseño”.

“Los niños son súper. Me he admirado. Para algunos ya es su tercera lengua porque dominan el inglés. No tienen dificultad para pronunciar, en un dos por tres aprenden ellos”. Los pupilos ya saben contar del 1 al 1000, saludar (kamisaraki es “¿Qué tal?”), decir los colores, ocupaciones y muchas otras cosas más en aimara. Le han tomado cariño, destacan su paciencia y la identifican como “una de las más buenitas” del colegio. En una de sus clases, la sorprendieron los colegas periodistas del diario paceño “La Razón”, quienes llegaron a conocer su historia.

En cuanto al personal de la escuela no se puede quejar. Nos cuenta que los profesores, directores y administrativos la recibieron muy bien. “Estoy muy agradecida y orgullosa de Dios por haber entrado en este colegio”, nos manifiesta alegre Celia. Todavía está incrédula de lo que está viviendo.

Audio: un saludo de Celia a los peruanos

¿En nuestro país, conoces algún caso parecido?