NICHOLAS DAY Slate Magazine
Soy bípedo. Tú también eres bípedo. ¿Quién no es bípedo, en realidad? Nadie presume de moverse en dos piernas. Nadie usaría esto como un piropo. En nuestro mundo normado por humanos, el bipedismo es tan omnipresente que apenas nos damos cuenta, y menos nos maravillamos ante esta característica.
Pero quizás deberíamos.
En el impredecible mundo de la locomoción infantil, hay un tipo de gateo que ha sido caracterizado por su improbable gracia y velocidad. El gateo al estilo del oso. Suena ridículo manos y pies en el suelo, rodillas y espalda fuera de él pero resulta extrañamente eficaz. A los bebes (no tan pequeños) que se les ocurrió este estilo, a menudo se acostumbran a él durante meses o años, incluso después de aprender a caminar.
El gateo al estilo oso, de algún modo, parece ser hereditario. Se transmite en familia. El antropólogo Aleš Hrdlička estaba tan fascinado por el fenómeno que publicó un libro sobre esto –“Children Who Run on All Fours: And Other Animal-Like Behaviors in the Human Child” (Los niños que corren en cuatro patas: y otras conductas animales en el niño) en 1931, que consistía principalmente en cartas con padres de niños bear-walkers (o niños que caminaban como osos).
Estoy muy contenta de que se interese por mis seis monos, porque siempre insistí que era interesante para una familia entera correr así, dijo una madre de Tennessee. Un hombre de Chapel Hill escribió acerca de su nieto, quien podía caminar perfectamente bien pero adoraba trotar en sus cuatro patas y podía cubrir en tierra un ritmo algo más rápido que un hombre ordinario, no parecía cansarse.
Los casos no se ceñían estrictamente al tema de las cuatro patas: Como incidente interesante puede ser mencionado que una vez en plena carrera en cuatro patas él tomó una manzana con sus dientes. Cordialmente, Chester L y la Sra. Fordney, decía una de las cartas. Hrdlička, sin embargo, apasionadamente los ordenó, imprimió fotos del camino del oso real en su hábitat natural y ensayó algunas conclusiones. La causa básica, escribió, es aparentemente de naturaleza atávica*, el fenómeno entero es del orden de reminiscencias funcionales de una condición ancestral. Lo que significa, básicamente: estos niños están actuando como los monos que alguna vez fueron sus ancestros.
LA FAMILIA TURCA El tema del gateo al estilo oso durmió durante muchas décadas hasta que una pareja de médicos turcos, en el 2004, hizo un descubrimiento que fue más de ciencia ficción que de ciencia. En un pueblo rural, descubrieron a un grupo de hermanos que nunca en su vida estuvieron de pie. De una familia de 19 hijos, todos oso-caminantes en su infancia, habían 5 hermanos y hermanas que nunca habían levantado sus manos. Habían caminado como osos todas sus vidas. Los hermanos en realidad caminaban con la muñeca, con sus palmas de las manos hacia el suelo (recuerde esta posición de yoga). Nunca nadie había visto a un humano adulto moverse así antes.
Estos hermanos eran capaces de pararse si se concentraban en eso. Un informe notó que llegan a ser inestables si tratan de caminar bípedos. Eran cuadrúpedos. Para ayudar a mantener a la familia, el único hombre oso-caminante andaba a una milla de la casa recogiendo latas y botellas. Mientras caminaba como oso era infatigable. Esto contrasta notablemente con los humanos adultos mayores señala el informe quienes se encuentran en marcha todo el tiempo y cuando lo intentan (caminar en cuatro patas) es agotador e incómodo, incluso después de la práctica.
Los hermanos tenían un cerebelo poco desarrollado, el área del cerebro que controla el equilibrio. Hrdlička presumiblemente habría argumentado que estaban volviendo a la naturaleza atávica y los científicos turcos dijeron que los hermanos se trataban de un caso de evolución inversa, un eslabón perdido en nuestro pasado cuadrúpedo.
No obstante, el estilo del oso era lo suficientemente eficaz (). Ellos vivían en un pueblo rural y mantenían a su propia familia. Sus padres los aceptaron como fueron y nunca les trataron de enseñar a caminar. En este mundo excluyente, ellos habían creado su propia cultura. Y de hecho, siempre fueron capaces de caminar. Cuando la historia recibió cobertura mediática, les dieron una terapia motriz. Pronto se convirtieron en bípedos (y también se volvieron tema de un documental, vale la pena verlo y saber cómo se mueve un adulto con este estilo de caminar).
CUESTIONANDO EL BIPEDISMO Un niño saludable siempre será bípedo. Pero hay muchos pequeños con problemas neuronales, y la historia de los hermanos turcos sugiere que, si a estos los dejaran solos, nunca encontrarían la manera de caminar en sus pies. Sin la presión social y el apoyo de los padres, los hermanos turcos podrían ser no tan raros como parecen. De hecho, dos años después ya no eran personas completamente raras: se encontraron otro trío de hermanos cuadrúpedos en Iraq, seguidos de otra familia turca y otras dos en América del Sur.
El bipedismo es y ha sido fundamental para hacer más humanos a los humanos. Según el registro fósil, esta característica está presente millones de años antes de usar las herramientas o el desarrollo del tamaño del cerebro. Como muchas otras características, caminar (de pie) es lo que nos hace seres humanos. Pero todavía podríamos descartarlo. Puede ser nuestra más profunda herencia y aun así ser flexible, menos hereditario de lo que creemos. La psicóloga Esther Thelen argumentó que caminar no está incorporado: lo encerramos en alguna parte inviolable de nosotros mismos y nuestro genoma. El caminar es descubierto por cada infante. El desarrollo, a pesar de sus limitaciones y de su previsibilidad habitual, es un proceso creativo, altamente sensible. Todavía tiene, en algunos rincones aislados del mundo, la capacidad de sorprendernos.
2013, Slate