¿Son las guarderías nocturnas una respuesta ante los malabarismos que hay que hacer para garantizar el cuidado de los hijos en horarios irregulares?
Esa es al menos la solución que ha encontrado Suecia, país que destaca por sus generosos servicios de cuidado infantil público y que es considerado como uno de los mejores para tener una familia.
A cada niño se le garantiza un lugar en una guardería pública y ningún padre tiene que pagar más de un 3% de su salario, o un máximo de US$197 al mes en el caso de los que más ganan.
El Estado rinde cuenta por el resto y por ello el subsidio al gasto en cuidado infantil alcanza a US$8,9 mil millones al año, más que su presupuesto de defensa.
La mayoría de las guarderías públicas abren de 6:00 A.M. a 6:00 P.M., pero el número de padres que trabaja en horarios irregulares ha aumentado.
Por eso, cada vez más municipalidades en Suecia ofrecen servicios nocturnos y de fin de semana.
AL PRINCIPIO FUE DURO En el suroeste de Suecia, la pequeña y antigua ciudad industrial de Norrkoping es líder en la materia. Allí hay cuatro guarderías públicas que abren toda la noche y una de ellas tiene 20 años en servicio.
Al principio fue muy duro llevar a mis hijos a dormir a otro lugar, me rompía el corazón, dice Maria Klytseroff, una madre de 39 años que cuida a personas con problemas de aprendizaje.
Sus niños pasan dos o tres noches a la semana en uno de estos centros pre-escolares, que se asemeja más a una casa de familia que a un centro educativo.
Soy madre soltera y quería volver a mi trabajo, que es durante la noche, explica Maria.
Los niños se acostumbraron muy pronto a la rutina. Tienen amigos y adoran a las trabajadoras que los cuidan.
Unos 18 niños están registrados en la guardería. Los párbulos llegan a tiempo para cenar, cepillarse y escuchar un cuento antes de irse a la cama.
Leon, de dos años, viste sus pijamas de rayas azules y abraza a varios ositos de peluche mientras se acurruca debajo de una frazada estampada con personajes de dibujos animados.
Su hermana mayor, India, de tres, viste su pijama favorito, con diseño de fresas, y se toma un vaso de leche.
Por la mañana, el personal les pone sus chaquetas para resguardarlos del frío y los lleva a un centro de día, mientras Maria duerme.
He viajado y conocido mucho, así que sé que soy muy afortunada comparado con personas en otros países, dice esta madre, que paga US$112 al mes por el servicio.
PRESIÓN SOBRE LA MUJER Poco más de 78% de las mujeres con niños menores de 7 años en Suecia, fueron a trabajar en 2012, según la última encuesta laboral del país.
En la actualidad, el servicio de guarderias nocturnas se ofrece en 123 de las 290 municipalidades y cubre a más de 5 mil niños.
Tanto parejas como padres únicos pueden solicitarlo, siempre que el empleador ofrezca pruebas de sus turnos.
Trabajadores que emplean largas horas en el sector de la salud, en restaurantes, en el transporte, así como en tiendas, son los más beneficiados.
Desde julio próximo, el gobierno de la Alianza, de centro-derecha, ha prometido gastar US$17 millones en los próximos cuatro años para ayudar a más municipalidades a mejorar este servicio.
Y el único punto de discusión es si eso es suficiente. Suecia fue uno de los primeros países en garantizar un aumento del trabajo femenino, y para hacer eso posible, construimos guarderías, dice la ministra sueca de igualdad de género, Maria Arnholm.
Creemos que es importante que las familias combinen la paternidad con el trabajo, y eso no sólo incluye los que trabajan de 9:00 a 5:00 sino también quienes lo hacen fuera de horario regular, resalta.
Pero no todos están de acuerdo con el llamado modelo escandinavo y su plan de servicios 24 horas.
Definitivamente no estoy de acuerdo, dice Madeleine Wallin, presidente de la Federación Europea de Padres de Familia, que tiene representación a nivel de la Unión Europea y de la ONU.
Madeleine envió tres de sus cinco hijos a guarderías públicas, antes de decidir que cuidaría de los otros ella misma.
Pasar horas y horas lejos de los padres resulta muy estresante para los niños. Sólo tienes que ver el lenguaje corporal cuando uno los lleva al pre-escolar, señala.
Wallin señala que se vio forzada a llevar a sus hijos a la guardería por el estigma social que existe contra las mujeres que deciden quedarse en casa.
Suecia es un país caro, de manera que el aspecto financiero fue muy difícil cuando decidí dejar el trabajo, pero lo hice porque estaba hastiada de escuchar que era mejor dejarlos con otra gente, expresa.
Mientras tanto, en Norrkoping, Maria Klytseroff continúa siendo una apasionada del servicio de guarderías públicas en su ciudad.
No importa si eres rico o pobre, las guarderías públicas hacen posible que todo el mundo tenga la oportunidad de trabajar, apunta.
Pagamos muchos impuestos, pero tenemos una buena devolución. Pienso que es un gran sistema. Soy muy feliz de ser madre en Suecia y no me gustaría criar mis hijos en ninguna otra parte.